jueves, 31 de enero de 2019

El rock Colombiano, nuestra causa, siempre fue una porquería.

El rock Colombiano, nuestra causa, siempre fue una porquería.

Se empieza a ver la luz al final del túnel.

Perdonarán mi insolencia con semejante aseveración, la dijo sin fundamento alguno, cómo todo lo mío, porque me sale los cojones, puedo y no me da miedo.
No pienso hacer una disertación ni comprobar una hipótesis sobre lo que asevero,  es simplemente recordar lo vivido y mostrarlo desde el punto de vista del resentido, por todo aquello que pudo haber sido y no fue.
Ser un resentido con el rock nacional no es fácil, era mi pasión y hasta que cumplí 40 años lo viví intensamente, lo disfrute y mal vivía de el,  por lo que les voy a contar como fue aquello:
Tenía 14 años cuando empecé a frecuentar un bar en chapinero llamado “La Gioconda” donde se presentaban los primeros conjuntos que había en la capital y los sábados había matinales en el teatro La Comedia donde también se presentaban dos conjuntos después de un poco de cantantes con pistas, estos eran Harold,  Oscar, Lyda, Vicky... que cantaban lo de un tal palito o copiaban a los cantantes mexicanos.  Los dos conjuntos eran Los Speakers y los Flppers, que me encantaban, yo quería ser como cualquiera de sus integrantes, de pronto hubiera terminado en esas, si mis padres no me sacan a vivir lejos a un internado precisamente para que no terminara en  esas, afortunadamente lo hicieron porque ese distanciamiento del rock nacional me expandió el amor por otras melodías de otras latitudes, profundizando mi pasión por la música buena.
En aquella época era muy fácil, las canciones las tocaba cualquiera que tuviera un poco de “oído” o un mínimo de conocimiento musical, no era ni siquiera tocar rock’n’roll, eran simples cancioncitas de tres o cuatro acordes con letras de amor enloqueciendo las chicas.  Si quieres ser una estrella del rock’n’roll,  solo tienes que dejarte el pelo crecer, vestir diferente,  coger una guitarra y ponerte a cantar,  así lo describían los “Birds”.  Todo está muy bien,  muy bien muy bien cantaban en la casa del sol naciente unos,  los otros, traducían las canciones de los monkys y así se proliferó el rock nacional, se llenaron de conjuntos de colegio.
La invasión del rock inglés ayudo, tenían bastantes a quien copiar. La invasión fue tan grande que hasta el primer canal privado que existió,  el tele tigre de hace más de 50 años, los reportaba a diario transmitiendo el programa Shindig donde los podíamos ver,  con capul y su vestimenta estrafalaria. Fue algo que se puso de moda en todo el mundo, al punto, que alguno de sus  protagonistas llegó a aseverar, como yo, porque le salió de los cojones y no le dio miedo,  que el era más famoso que un resucitado al que apodaban Jesucristo, “la super estrella” y alboroto el avispero, se metió con el mismísimo Dios y la Imelda, la coleccionista de zapatos con pecueca,  se estremeció,  como si nunca hubiese matado y  casi lo deja preso. Lennon se escapó por un pelo para que luego lo asesinara un loco hawaiano en la puerta de su casa,  bueno,  al otro integrante  le pegaron una puñalada en su propia casa, Harrison no murió de eso,  creo que se lo llevó el maldito cáncer, quien dijo que ser famoso era fácil?
Los conjuntos del comienzo tampoco la tuvieron fácil, sacaron algunos discos, pagados por almacenes de discos para ellos mismos, sin derechos de autor, embolsillandose el ciento por ciento de las ventas,  dándole  al conjunto una suma irrisoria por el disco.  Estaban felices porque los explotaban en La Bomba, dejándolos tocar por otra suma irrisoria, mientras sus promotores se enriquecían y gozaban "La chica yeyé", era la época Go-Go cuando empezaban las discotecas y mientras los conjuntos tocarán música bailable les sirvieron, pero como los invasores ingleses progresaron y se dejaron permear del verdadero blues, dejaron de servir para las discotecas, que se convirtieron en vertederos, donde pasaban una tanda de chuku chuku, una de boleros para que se amacizaran (hoy se escandalizan del perro) y las cinco canciones de “soul” bailables del mes. Lo dijo con conocimiento de causa, mi primer trabajo fue de pincha discos en una discoteca llamada Pussycat, al norte de Bogota en la época de las carreras de los niños ricos, con el carro de papi, matándose.
En Colombia también el rock nacional cambió radicalmente, había pasado la onda de las cancioncitas pendejas, los conjuntos colegiales desaparecieron, el gremio se redujo y quedaron los verdaderamente guerreros, los que a pan y agua, pelearon para que el rock nacional no desapareciera completamente, porque fue muriendo lentamente. 
El mundo cambio en 1966 cuando se pasó a la era de los grupos conformamos por  virtuosos que se juntaban entre ellos y hacían largas improvisaciones. A los grupos colombianos les quedo grande el virtuosismo, los pocos virtuosos se fueron del país, otros estudiaron orquestación y se dedicaron a los arreglos musicales para comerciales o señoras cantantes qué fue lo que empezó a proliferar en el platanal.
Algunos grupos colombianos lograron sobrevivir gracias a conciertos que se realizaban esporádicamente, pero el Rock empezó a ser satanizado y la verdad es que ya no les quedaba fácil tocar las canciones  de los grupos que estaban a la vanguardia. Les quedaba muy difícil interpretar a Jimmy Hendrix, copiar los  solos de guitarra de Eric Clapton, hacer canciones como Dear Mr. Fantasy  de Traffic o cantar a lo Moody Blues y menos tocar flauta como Jetro Tull. 
En ese orden de ideas, le tocó tocar flauta a la colombiana y  empezar a saborear los ritmos tropicales y andinos. Así nació un grupo que se llamaba Génesis, ellos asesinaron el rock nacional, convirtieron nuestro rock en charrangueros amplificados con instrumentos autóctonos,  carrillos y guacharacas, maracas y guasas, despojaron completamente la esencia del rock. Resurgieron los amerindios.
Las emisoras nunca promovieron el rock ni nacional ni el de ningún lado, las disqueras no producían rock, prensaban tan sólo algunos discos de los sellos que representaban y tan sólo se hacían conciertos esporádicos. Uno de estos conciertos,  multitudinario por cierto,  se realizó en Melgar en un potrero con una sola entrada y delimitado por el caudaloso río Sumapaz por un lado y la tenebrosa brigada del ejército por el otro. Se imaginarán lo que les pasó a los colados por esos flancos…
Ese concierto fue la tapa en la satanización del rock nacional,  después de este se acabaron los conciertos,  desaparecieron los terrones y los sueños, las columnas de fuego se apagaron y se fueron con una negra grande, la banda del extraterrestre se perdió, no quedaron ni los brincos ni los bravos. 
Los buenos músicos de rock se fueron a probar suerte en las Mecas, unos lograron socializar con el medio donde fueron y se quedaron probando su dedicación, destreza y conocimientos. Otros hicieron lo mismo en su propia tierra, dedicándose a la producción de comerciales y se inició otro tipo de rebusque para la noche, un circuito de bar/restaurante donde tocaban jazz suave y bossa Nova. 
En eso termino el rock nacional en 1979.













Fonovision en 1980.
En 1980 estaba preparado como ingeniero de audio, tanto para conciertos como en estudio e iniciaba mi carrera como productor de discos de: 
Ship, Flippers, Crash, OB & Company, Emilce, Lyda, Mochi, Tranvia, Kocoa, Ossa, A. Ramirez, Del Toro, Trafico    (con A. Plata), y cientos de cintas más que se pudren en el baúl de mis recuerdos, sesiones de grabación, conciertos, jams y demos de canciones, prácticamente una década de nuestro rock e incluso algunos de jazz y hasta clásica.
Los años 80 fue una época maravillosa porque se retorno a una música más fácil, el Punk y la “Nueva ola” motivaron un retorno del rock nacional. Las programadoras de televisión empezaron hacerle videos a mis artistas,  lo que me servía para su portafolio. Poco de eso salió a la luz pública, diversas razones no lo permitieron y con el paso del tiempo todo se fue diluyendo, para mantener un estudio con tanta gente (Fonovision) tocaba grabar comerciales toda la mañana,  viejas cantantes toda la tarde y al final de la noche, un tiempo para el rock,  pero realmente nadie lo sentía, ni estaban interesados en sus producciones, al poco tiempo me di cuenta que ni ellos mismos creían en sí mismos, que todo era una farsa.
Ser ingeniero de sonido no es agradable, sobre todo si la música no es de tu agrado. Durante los años que estuve al frente de Fonovisión pude escoger lo que grababa, casi no hice ni las señoras ni los baladistas de la tarde, sólo comerciales, bandas sonoras, los conciertos que amplificábamos los fines de semana y mis producciones.
El raton Sarasty senalandome.                                          foto B. Ossa 1983
Como contaba con el sistema de amplificación de sonido y  siempre había querido tener un hueco como el CBGB’s de Nueva York, (mítico bar donde se presentaban Iggy, Jet, Blondie, Ramones, Cars, Televisión, New York Dolls, Clash... pude montar mi propio hueco, que no estuvo nada mal. La Punkería nació, cuando un tío arquitecto tuvo una casa para reformar sobre la carrera 15. Al tumbar todas las paredes y techar el patio trasero quedo un espacio suficiente para un gran escenario. No duró mucho, pero durante cuatro meses  todas las noches se realizo algún concierto de algún tipo.

Se trabajo con mucho ímpetu e ilusión, unimos fuerzas muchos para rescatar nuestra pasión, el rock Nacional. 
Sarasty hacia letras, Betancourt y otros hacían arreglos musicales, muchos músicos no paraban de tocar pistas tanto para mis producciones como para las de otros. Prácticamente, en turnos, grabábamos casi las 24 horas. 
En febrero de 1983 arregle el portafolio de cada uno de los artistas,  con sus cintas, videos, fotos y recortes de prensa. Viaje al MIDEM, famosa convención en Cannes Francia de todo lo que tiene que ver con el mundo de la música. También quería promover a Fonovisión, como  estudio de estatus internacional, siempre fue esa mi ilusión que algún día, algún grupo importante grabara con nosotros.
En este momento ya tenía dos discos de rock colombiano terminados y listos para prensar. Los otros seis se terminarían uno tras otro, dando vida a mi sello propio, Neón. En esas estamos todos, convencidos y agradecidos de tener las herramientas profesionales para poder demostrar que el rock nacional volvería a estar vigente. Creía que entre todos podríamos tener una estructura sólida de managers,  productores, arreglistas,  músicos, ingenieros de sonido y video, un estudio profesional, un sistema de amplificación, un sello propio para nuestras producciones y una editora que velará por los derechos de autor de nuestras composiciones. 
Lo hubiésemos logrado porque había el espacio para cada uno.
Como suele ocurrir, al comienzo eran incrédulos, pero poco a poco,  fui demostrando que lo podíamos hacer, lo primero ya teníamos un estudio profesional donde grabar, donde ensayar y que nos volvieran a valorar,  que el rock no había muerto. 
No fue así, lo que habíamos sembrado y cosechado durante  cuatro años se pudrió en las rencillas personales y la ambición irracional.

Cuando el primer disco que  habíamos terminado salió al mercado, todos  nos sorprendimos,  no lo esperábamos y ninguno entendimos ni porque ni como habían logrado prensar el disco. Fue un golpe bajo para todos. 









El segundo disco terminado,  también tocó regalarlo, ese ya de común acuerdo






La que seguía, con su disco también terminado, se desapareció y así sucesivamente todo se diluyó.
Emilce Tratame bien

Al final, al cabo de los años, sólo quedamos en Fonovisión, Bernardo Ossa y yo. Poco a poco le fuimos perdiendo cariño a nuestro día a día. Grabar no es agradable cuando no te gusta la música o no hay un incentivo económico fuerte. 
Tal vez,  el único  incentivo que  me mantenía esposado al sonido era hacerlo en vivo y dure 20 anyos haciendo conciertos y presentaciones de todo tipo.
Desde el comienzo de los 80, empezaron a llegar artistas de todas las latitudes, unos eran grandes por su  trayectoria Como Billy Preston o Dizzy Gillespi, otros tenían hits mundiales como Gloria Gaynor o los Village People. Nos visitaron virtuosos como Paco de Lucía, Didier Lookwood o Feliciano. Españoles, Argentinos, Mexicanos y americanos coparon nuestros clubs, grandes teatros,  coliseos y plaza de toros. 
Como ya nos había ocurrido antes con la invasión británica, ahora se venía la invasión latinoamericana, que como antes, era más fácil copiarlos y empezo un resurgimiento del rock nacional. Nos invadieron toreros, enanos, prisioneros, hombres G, sodas,  varones rojos, llovio mana y eso,  de algo sirvió, porque de las tinieblas del rock nacional surgió Darness, un grupo que seguía las nuevas tendencias del rock.
En Medellín también se despertaban del letargo, no tenemos que olvidar que es allí, tal vez donde se ha producido el mejor rock Nacional, desafortunadamente ese no lo vi.
Carbure, Nash, Kraken, Zona Postal, Compañía, Hora Local, sociedad anónima, alterados, Ekhymosis, pestilencia, Ex3, Poligamia, Kronos, Distrito, Pasaporte, Derecha, Tribu 3, Bloque, 1280… en fin,  no sé cuántos más  brotaron, como hongos sobre el estiércol en que habían convertido el rock nacional.
Mi pasión volvió a tomar sentido otra ves, el haber producido el disco de Darkness y la perspectiva de hacer otros nuevos grupos, revivió el amor por los estudios de grabación y la producción musical. 
Retome las grabaciones, en Audiovision, con la promesa que  podría producir rock en las horas muertas. Nunca hubo horas muertas, durante un año volví otra vez a consumirme en grabaciones, esta vez de salsa, una tras otra, tras otra orquesta… conté con suerte, Andrew Oldham contrato  el estudio para producir un disco del grupo Oxígeno y me tocó. Pago  el año!

Enfrentado, nuevamente, con el día a día de las grabaciones, les repito, no es agradable cuando la música no es de tu agrado y si a eso le agregas las malas vibraciones, pues era mejor volver al mundo de la producción audiovisual y los programas de televisión.
Hacer conciertos de rock para televisión encerraba todos mis conocimientos.  Nadie había hecho Rock “en vivo” , así bauticé mi programa. Se grabaron 14 bandas, se emitieron 13 programas y era espectacular, como nunca antes se había producido un programa de rock nacional. Un super escenario, las mejores luces robóticas del momento, los mejores ingenieros de audio para cada situación,  el escenario, el público asistente e independiente, en un cuarto separado y preparado acústicamente, el control para el audio en televisión y posteriormente los DVD que se pensaban producir. Cuando estaba preparando la segunda temporada, tocaba echar mano de los grupos de Medellín y otras ciudades para volver a grabar 13 grupos para 13 programas. Todo se complicó y me harte…

RCN Rock en Vivo, Oxigeno

Volviendo  al comienzo, porque creo que el rock nacional siempre fue una porquería, porque le pasó lo que a los hongos, unos son bellos, divinos pero venenosos, otros simplemente alucinógenos y los más comunes puros gastronómicos. No duraron nada,  no produjeron nada, no quedó nada,  porque nunca hubo nada, hongos en un estiércolero. El estiércolero es nuestra industria, nuestra radio, las disqueras y sus ejecutivos de corbatín, los promotores, los periodistas de farándula y tanta otra basura que se requiere para un buen estiércolero, dónde crecerán hongitos lindos que serán tan sólo flor del día,  florecita rockera.
Así, sin darme cuenta, se me pasaron 20 años y fui otro hongo, cuando me separé de mi causa no tenía nada, no había hecho nada y mis producciones no sirvieron para nada. Era parte del estiercolero!
Así prácticamente se terminó el siglo, tal y como lo cuenta,  la causa nacional, historias del rock colombiano…
Los conciertos, los nuevos apoyos por parte de las entidades culturales y sobre todo porque el Rock se hizo viejo, nuevos aires le entraron. Los viejos no nos escandalizamos con sepulturas, crecimos con Black Sabbath; no nos intimidan los metales porque conocimos los zepelines; no nos descresta un Juanes, ya habiamos oido a César Costa; eso sí a Shakira la respetamos, porque está por encima del Mal y del Bien, ojalá vuelva a sus raíces y nos dé un disco con buen rock para que deje descalzos ciegos y mudos a tanto infeliz detractor que se muere de la envidia.
Se ve luz al final del túnel, en los 19 años que lleva este siglo, algo se ha depurado el estiércol,  ya existe buena tierra abonada, Padres que han transmitido a sus hijos el amor por el rock and roll. Eso, mis queridos amigos, creo que está empezando a dar sus frutos. 
El mundo cambió, todo es más accesible,  los equipos de grabación, de edición, de post producción y de amplificación bajaron sustancialmente de precio. Hoy proliferan las escuelas de audio y video. Existen cursos para aprender a manejar programas para música, cine o arquitectura, por nombrar algunos de los más especializados.
Hoy personas entregadas, día a día, que promueven sus bandas, hay estudios de grabación y viejos músicos curtidos en el arte de la producción de rock.
Todo parece indicar que no voy a morir sin sentir la satisfacción de ver una banda nacional triunfar mundialmente, ojalá la luz sea tan brillante que logré atravesar ese túnel que ha mantenido el rock nacional dentro de un estiercolero. 

The ciberclicks
Ya es hora de que los The cibercliks despeguen, MIJO se apropie de un segmento grande del rock mundial y que tantos otros nuevos, de tantas tendencias, pero luchadas salgan por el mundo a mostrar su talento. 
MIJO

Solo pido a todos que no me dejen morir sin antes ver una banda Colombiana brillando en el firmamento, algo me dice que los astros se están alineando…