miércoles, 8 de julio de 2020

Del manicomio al infierno

Del manicomio al infierno.


Sabia que tarde o temprano pasaría, que mis amigos de nuestro rockcito al manicomio me mandarían. Como era posible que uno de los nuestros nos traiciona, contara algunos pasajes leves de las barbaridades que hacíamos y desempolvara cadáveres olvidados. Todos sabían que él sabía quienes le habían robado, tiempo, dinero, cámaras fotográficas, micrófonos, producciones, cuentas por pagar e ilusiones. Pero con qué fin perverso venía ahora a restregárnoslo en cara, cuando ya no somos más que viejos enfermos, así sea por barrigones? 
La cofradía de muestro rockcito en asamblea virtual decidieron condenarme unánimemente, sin darle siquiera el derecho universal de presunción de inocencia y lo mandaron al manicomio. Sabía, de reojo, como es un manicomio, de joven había visto unas fotos en blanco y negro de los viejos y las viejas en pelotas haciendo fila por un tintico. Eran fotos desgarradoras de gente que estaba allí, como en un campo  de concentración nazi, porque otros,  quizás más locos que ellos los habían mandado allí para callarlos, para que no dijeran locuras así fueran ciertas. Las imágenes del  manicomio de Sibate, retratadas por mi hermano, siempre me impactaron, caras con ojos idos, bocas desdentadas, oídos sordos y todo esto por culpa de los otros, los cuerdos,  así es la vida…
No hubo necesidad de camisa de fuerza, todas me quedan grandes, tengo talla de pobre, siempre me queda bueno lo que los demás desechan y esta camisa de fuerza me quedo buena, no era sino remangar las  mangas y me quedaba perfecta. Me la puse con la dignidad del condenado a muerte camino a la inyección letal por el crimen que no cometió. 
Iba tranquilo en el camino, los demás iban enloquecidos… 
  
El de la singer soy yo!

No queda de otra que resignarse, eso si, jamás callar ante la injusticia así te manden al manicomio!

Te despojan de todo, te empelotan y te quitan la dignidad, te matan en vida…

Al atravesar el umbral del manicomio sabia que jamás volvería, pagaría con la vida el atrevimiento de decir un tris de lo que sabia y prefería ser cadáver antes que loco muerto en vida.
Difícil, por cobarde toco loco muerto en vida y de una me metí en la ante sala del infierno muerto de susto.
Tremenda sorpresa, era como entrar a la casa del ritmo, aquel himno venezolano antes de la pandemia chavista y estaban todos los lindos cadáveres revoloteando entre las llamas. Al reconocerlos por su actitud, no dude en mandarme a la piscina en llamas! Éramos todos diablillos delirantes cantando nuestros estribillos. Parece imposible, pero si, las estrellas del rock con muerte trágica todas van al infierno.
El camino era sinuoso y estaban todos. Se oían los cantos gregorianos al comienzo del camino, luego las canticas de Puyana puyadas en el clave, la familia Bach peleando por sus regalías, Vivaldi viendo caer hojas y nieve, Mozart, de niño inquieto, revoloteando y tumbando las porcelanas, Beethoven tan solo viendo tocar su oda a la alegría en tremenda depresión y  Wagner componiendo himnos marciales para que se entrara a la gran sala principal, el salón de los jóvenes cadáveres del rock. 
Keith Richards
Los viejos se resisten a morir pero también caerán, eso si, los grandes dejando un reguero de hijos, nietos y hasta bisnietos que vivirán del cuento y las regalías de su procedencia.
El gran salón de las estrellas trágicas del rock, en el infierno, tiene de todo y para todos los gustos, es como una comuna estratificada, como cárcel de corruptos donde según el monto es la dimensión del cuarto y la cantidad de monaguillos a su servicio.
Cuando me tire a la piscina en llamas y me sacaron a patadas, como en mi tierra y quede deambulando al final del camino y desde las alturas los veía a todos saciando sin escrúpulos sus fantasías.
Para  pertenecer al gran salón de las estrellas del rock en el infierno lo único que se requiere es no morir de muerte natural.  Hay que morir joven y ojalá trágicamente.
Empezaron a morir casi al tiempo en que  nacía el rock’n’roll.

El primer cadáver que encontré fue el de  Buddy Holly, nunca llegó a su siguiente concierto; en 1958 sólo contaba con 22 años cuando decidió, durante una gira invernal montarse en una avioneta y hasta allí llego.

En 1960, Eddie Cochram con tan solo 21 años, después de terminar su último concierto en Londres, yendo en un taxi a coger el avión que lo llevaría de regreso a los estados unidos se estrelló y hasta allí llegó.


De repente oí una citara, mientras Marian y Anita, pintaban de negro al fundador de los Rolling Stones, Brian Jones a quien desecharon y ellas le fueron infiel con su compañero de banda, el que parece un cadáver. En 1969, a los 27 años, desbandado, apareció flotando en la piscina de su casa sin que pudiera determinarse si se trató de suicidio, accidente o asesinato. Estaba allí, sentado en posición de loto, sin obtener satisfacción y pintado de negro, mientras las lagrimas desfilan.
No se pierdan el final para que vean como es mi manicomio.

El siguiente hacia un ruido infernal, tenía una guitarra estruendosa y delirante. Sólo se sabe que murió en su propio vómito después de tomarse al Jack Daniels, otro muerto reciente hoy en el limbo, combinado con pastillas para dormir y otras para soñar. Tocaba el himno nacional gringo y no dejaba dormir. En 1970, y con 27 años apareció el cadáver de Jimmy Hendrix.


Parece mentira, pero algún perjurio hubo, de lo contrario cómo se explica el reguero de cadáveres todos de 27 años que ha habido a lo largo de la corta historia del rock’n’roll. 

El cadáver de  Janis Joplin, bella rubia, que daba hermosos berridos apareció tirado en una habitación. A los 27 años, a esta cantante de blues  se le fue la mano en su dosis diaria de heroína. En 1970 alguno de la banda, “agradecido a muerte” le dio una dosis de alta pureza y hasta allí llego. Ahora en el infierno continúa dando berridos en compañía de tantos otros a los que también se les fue la mano y también son cadáveres pero sin importancia. 



No podía faltar el más bonito, Jim Morrison, el carismático cantante, tiro las puertas y se largó a París, donde le quedaba más fácil dar rienda suelta a sus perversiones. En 1971, a los 27 años fue encontrado muerto en la bañera de su casa después de un paro cardiaco producido por una sobredosis.


En la tarde del 16 de agosto de 1977 murió en su mansión en Tierra de Gracia, el rey del rock and roll, Elvis Presley. El rey tenía 42 años, andaba deprimido, desconsolado. Algo desconocido ocurrió y un ataque al corazón le dio.  Esta tragedia lo mando al infierno, volvió a sus raíces y engominado canta el rock de la cárcel, creyendo que todavía está en una película de amor tierno.


Uno de los mas jovencitos, por ende de los mas rebeldes y escabroso, asesino a su novia.
Sid Vicious, casi como su nombre lo indica, en 1979 y de tan solo 21 años tuvo una sobredosis y murió. El bajista de los Sex Pistols estaba libre bajo fianza a la espera del juicio por haber sido acusado del asesinato de su novia bajo los efectos de drogas poco convencionales.

En 1980, al cantante de Joy Division, Ian Curtis de 23 años y que sufría de ataques de epilepsia le entro una crisis sentimental y se ahorco.


Nunca podremos olvidar ese 8 de diciembre de 1980 cuando un verdadero loco escapado de Hawái y con un designio maligno viajo a las entrañas de la gran manzana, lo espero en la puerta de su casa, el edificio Dakota, frente al  parque central.  Lo vio llegar, sé le acerco y le pidió un autógrafo el cual le fue concedido.

John Lennon, salió a ultimar los detalles de su último disco,  tras años de silencio y a su regreso a casa, aleve y por la espalda, fue ultimado a tiros. Se desangrado y murió en una radiopatrulla. Nos dejó el himno más lindo y hermoso jamás compuesto, que fuéramos capaces de imaginarnos un mundo mejor, sin cielo ni infierno…


Como siempre, donde ahí exceso y depravación llega la infección. En los años 90 el sida estaba en  ebullición y perseguía  a los del otro equipo. Un carismático muelón, nacido en Tanzania que pertenecía a la Reina, se dejó pringar por andar de macho man con bigote de yo no fui. El sida terminaría trágicamente con la vida de Freddie Mercury el 24 de noviembre de 1991. La muerte de Freddie fue lamentable, afortunadamente nos dejó muchas de las canciones himnos del  Rock and Roll.



Era un niño talentoso pero caprichoso,  vivía en otro mundo, en un Nirvana donde los bebés se ahogaban o eran pescados por los anzuelos de los poderosos que con su dinero los atraían. Kurt Cobain, también de 27 años, se inyecto su heroína y se pego un tiro en la cabeza. Dicen que dejó una nota de suicidio.


El rey del pop, Michael Jackson no podía dormir, la mala conciencia de tanto niño tocado no lo dejaba conciliar el sueño. Ya no era el pequeño de la familia Jackson, ahora era un adolecente depravado que vivía en un parque de atracciones como anzuelo. Cada noche su médico de cabecera lo anestesiada. La noche de junio 25 del 2009 tuvo sueños pavorosos y el rey del pop requirió una dosis más fuerte para que los demonios lo dejaran tranquilo y la anestesia tuviera efecto. Todo funciono perfectamente y nunca despertó, murió por sobredosis de anestesia.


No todos los muertos lindos son hombres, también hubo mujeres bellas que murieron trágicamente por sus excesos y adiciones. El diablo no tiene sexo y ataca a todos por igual.

Amy Winehouse, fue una cantante muy particular como su repertorio, donde pasaba de las notas más tristes a una euforia delirante. Sufría de bulimia, alcoholismo y le gustaron las drogas, esa combinación precipitaron su trágica muerte y el informe forense dice que la causa fue por un coma etílico y cocaína. En el 2011 murió la flaca Amy.


Estaba en mi salsa, todos estos bonitos cadáveres me fascinaron,  me atrajeron y me tentaron.  Recordé  mis amigos de mi rockcito cadáveres, de Durier, Fercho Reyes, Caliche, Edgar Restrepo, humo Monroy... Los busqué pero no los encontré, o no estaban en el infierno tragico o no habían dejado nada importante por lo que no estaban. Dicen que bien al fondo estaba el bajista de la banda nueva que se ahorco.

Al final del camino ante el diablo, con ira santa este casi me lincha. 
Qué haces aquí, vivo. Esta es la sala para los muertos trágicos en la historia del  rock’n’roll,  lárgate al manicomio donde te mandaron tus amigos por haber contado las verdades. Ojalá allí aprendas tu lección,  en boca cerrada no entran moscas. 
Me extraño que el diablo tuviera misericordia y eso me envalentonó para volver al manicomio y disfrutar lo poco que pudiera quedarme de vida. Me convertí en el rey del rocksito del manicomio y cantábamos y bailábamos frenéticamente empelotas; me busque una mechuda para entretenerme y contarles historias del rock colombiano mientras le mataba los piojos. 
Estando en esas, vi pasar los cadáveres de todos los amigos del rocksito nacional y reímos a carcajadas junto con todos los nuevos amigos del manicomio.

Pense en las cosas bellas que tiene la vida y me acorde de una de las canciones mas lindas!








martes, 21 de abril de 2020

Crónica del asesinato de El Rock de Colombia.

Crónica del asesinato de El Rock de Colombia.

Alerta!, Alerta! Bogotá, gritaban los locutores por las emisoras!

En horas de la tarde le pagaron varias puñaladas traperas al decadente rock nacional en el teatro Colombia.

Era el lunes 24 de agosto de 1974, ese día, como con la muerte de Gaitán, acabaron con la ilusión nacional.

La técnica forense que existe hoy en día, mi memoria que todavía funciona y datos del más allá ayudaron a recomponer y comprobar como, cuando y dónde asesinaron “el rock de Colombia”, esta es la historieta:
Recuperarse no fue fácil, creo que todavía no hemos terminado de  salir del viaje al centro de la tierra donde la oscuridad nos llamaba y éramos conducidos por los espías malignos, las sombras siniestras vestidas con túnicas, pantalones Wayus y  alpargatas nos habían llevado engañados y con reminiscencias hippies a ver una conspiración tan  macabra como los asesinatos de Gaitán y Galán juntos,  afortunadamente aquí no se llevarían a nadie, sólo acabarían con la ilusión de los amantes del rock’n’rol, y que en nuestra tierra se logrará cosechar así fuera unos toreros muertos o que Flipper siguiera vivo, pero no,  la conspiración llevaba meses maquinándose y los encargados de cometer semejante atrocidad serían sus fundadores, era lo que llaman un trabajo interno.

Está es una historia pura y dura, verdadera.  La gente miente, las pruebas no.


Se había acabado de invasión británica, las discotecas de los chupa sangre ya no eran negocio, a las chicas yeyé les habían pasado por encima y eran desecho; los jóvenes go-go estaban agonizantes y empezaban a “jetiar “ por ahí.

El mundo estaba divertido, empezaban las lentejuelas, todos andaban de “glitters” con ojos pintados, colorete y pestañilla. T Rex, Bowie, Alice y Freddie se comían el mundo, Mick y Rod no se quedaban atrás, se comían hasta las señoras de sus compañeros. Todo era francachela y diversión, mientras que en Colombia empezaba la depresión,  el rock nacional estaba en decadencia, la mitad de los músicos de esa tendencia se iban del país mientras que la otra mitad se preparaba para tocar bossa nova en restaurantes y bares de hotel, para no morir de hambre. Los que no tenían vocación y solo fue locura de juventud volvieron donde sus papis.

Por aquel entonces la represión reverdeció, al país, como siempre, de dientes para adentro lo han manejado unos brutos y de dientes para afuera las fuerzas brutas, este par de brutos juntos, bendecidos por los viola niños, han manipulado hasta los gustos del pueblo al que convirtieron en antiimperialista. La juventud imbécil se comió el cuento, las emisoras que años atrás pasaban algo de la invasión británica, entre “palitos y costas”, ahora se dedicaban a limpiar su imagen ante los poderosos desechando el rock que nunca entendieron aquel de Hendrix o algo de Tull. Ahora eran abanderados de las culonas románticas de sastre con blusa de seda transparente y la lepra que nos entraba del sur, una sosa montada sobre un Atahualpa. Ese panorama para los amantes del rock era tenebroso.

En el segundo semestre de comunicación social, en la Tadeo y ante mi insistencia en la clase de radio de hacer un programa de rock me mandaron a una practica a la emisora Horizonte que pasaba música “brillante”. En esa emisora de 5 a 6 de la tarde transmitían un programa con la locución de Edgar Restrepo  y Gustavo Arenas. Era mas un comercial de los discos que publicaba Phillips, en donde Restrepo coordinaba la parte de “música moderna” y producía algunas cositas como Contrabando        ( un grupo de rock) o Angelita, esa menos mal no era culona pero no cantaba. Pero lo mas destacado de Restrepo era que había sido fundador junto con Humberto Monroy del grupo Génesis.
Sus canciones y sobre todo las letras eran primitivas y hablaban de labradores y campesinos. Por otro lado, traducían e interpretaban baladas de canta autores estrellas como Cat Steven. Eran esas canciones las que los ayudaban a mantenerse a flote en la radio porque las promovían Restrepo y Arenas.
Monroy, Munoz, Rendon, Echavarría.
El marciano, La Moreno y Restrepo
Mucho tiempo atrás, cuando el rock Colombiano nacía, conocí a Miguel Muñoz
( Guitarra y coro) y a el Marciano ( bajo). Se habían convertido en músicos profesionales y trabajaban en Ingeson, un estudio de grabaciones que existía en Bogotá. Estaban contratados para este concierto e hicieron unos ensayos previos a los que Edgar Restrepo me invito.
La pase muy bien en los ensayos, allí estaban Juan Fernando Echavarría con toda clase de flautas y pitos “autóctonos” con una ruana y en alpargatas y Tania Moreno que tocaba la guacharaca, el guasa, las maracas y la zambomba. Había pintores,  poetas, cerveza, fritanga y psicotrópicos, unos fumables y otros todos ácidos, era una “comuna” detenida en el tiempo decadente. Este seria su máximo concierto, el que los sacaría a los escenarios nacionales e internacionales ya que estando en el sur aprovecharon para llegar hasta donde los pastusos.
Por supuesto que era como mosco en leche pero cuando compartía con Munoz y El Marciano me sentía en mi salsa, quería pertenecer y trabajar en el mundo del rock y ellos eran parte “de la pomada”; además fueron fundamentales en mi formación, Munoz me dio el folleto del instituto donde fui a estudiar audio y con El Marciano hice mi primera producción de rock 3 años después.
En Colombia no existían managers, proliferaron con “la invasión Británica” unos chupa sangre, aprovechados del momento y cuando no pudieron seguir explotando“la nueva ola”, manoseando  “ la chica ye-ye” y vendiendo discos go-gos sin pagar regalías desaparecieron de la escena y se fueron a robar y estafar en otras escenas mas lucrativas como los parapléjicos y los cuenta chistes.

De la noche a la mañana apareció un visionario. Armando Plata Camacho creyó firmemente que paralelo a su profesión de locutor y presentador de televisión podía crear una empresa para manejo de artistas y promocionar espectáculos de rock.

Lo primero que hizo fue contratar a un grupo de rock para un concierto de rock.
Lo que no sabia era que el grupo de rock ya no existía, había mutado a un grupo charranguero andino amplificado con toda clase de pitos autóctonos.


(tomado de su libro “ Ser alguien” con permiso.)

Armando: … les propuse ser su manager. Grabamos un demo con dos canciones y se las envié a Humberto Moreno, gerente de Codiscos en Bogotá. Moreno las presentó a Guillermo Diez, presidente de la compañía en Medellín, quien con algo de escepticismo las editó en un sencillo de 45 RPM. El tema principal era el pasillo Quiero amarte, y el respaldo, el currulao Don Simón.
En Radio Tequendama estrenamos Quiero amarte, con una agresiva rotación de quince veces diarias durante la primera semana, algo poco usual en nuestro medio, y para nuestra sorpresa, la canción comenzó a ser tocada por otras emisoras en todo el país, casi de inmediato. Luego, lanzamos Don Simón, un tema bastante pegajoso tocado con armónica, el cual impactó un poco menos que el primero. Emocionados por el resultado, la gente de Codiscos firmó con Génesis por tres años y rápidamente les produjo un disco larga duración.





El lunes 24 de agosto de 1974.
“Génesis en Concierto”.
Una vez organizada la publicidad, me concentré en el proceso de producir un espectáculo que fuera muy atractivo y novedoso. Edgar Restrepo, Humberto Monroy, Tania Moreno y el pintor Jaime Rendón, hicieron un buen trabajo de vestuario con diseños inspirados en temas étnicos. Enrique Gaviria Pérez consiguió la mayor cantidad de parlantes y amplificadores que pudo y los conectó a una rústica consola shure de ocho canales, garantizando así un buen PSL (nivel de presión de sonido). Marco Tulio Alarcón, jefe de tramoya del teatro, se fajó una iluminación bien corrida utilizando hasta el último foco de luz disponible.
Pero, indiscutiblemente, lo mejor fueron los efectos especiales que mi amigo Edgar Molero Santander, trajo de sus discotecas Unicornio, Topsy y Cabaret. Los novedoso efectos que usamos por primera vez en un concierto incluyeron: el fog machine, un aparato al que le echábamos hielo seco para producir enormes chorros de niebla artificial; el rain machine, del cual salían miles de diminutas burbujas de jabón que al contacto con las luces de colores formaban un inmenso arco iris; el mirror ball, una enorme esfera llena de pequeños fragmentos de espejo, que al girar proyectan en el auditorio miles de luces blancas, como si fueran estrellas en la galaxia; la lámpara estroboscópica, un flash muy potente que produce asombrosos efectos parecidos a los de las descargas eléctricas y que hace que todo movimiento sobre el escenario parezca como en cámara lenta.

Así tal cual lo recuerda Armando sucedió, pero voy a entrar mas en detalle, los forenses me entregaron nuevas pruebas, instrumentos autóctonas, música andina, flautas indígenas, alpargatas… no cabía duda, eso no podía ser rock…

El comienzo del concierto fue tenue, consistió en las baladas traducidas de los canta autores que se extendieron hasta el aburrimiento, nos repasaron desde la casa donde nació el sol, las palabras que se llevó el viento, hasta llegar al gato Stevens. Todo eso entre pitos y flautas.
De pronto todo cambió, unos rayos de luz  inesperados le pegaron a una pelota de espejos y los indios andinos se quitaron la ruana y las alpargatas ante los espejos, deslumbrados. De lado y lado de el escenario salieron unos saltimbanquis pacíficos y caribeños, se habían escapado de el Ballet de doña Osorio y empelotas nos mostraban su destreza saltando entre flashes de cámara lenta. De la niebla artificial y burbujas aparece un trompetista, suenan las 12 notas introductorias de la pollera colorada.
Cada nota que salía de esa trompeta era una puñalada trapera al rock Nacional. Esas 12 notas nos atravesaron los pulmones asesinando el rock nacional.
El espectáculo se hacía todavía peor para los amantes del rock, currulaos, cumbias e  improvisaciones  delirantes. Tania, giraba sobre sí misma,  tocando pandereta que menos mal no se oía. Miguel y el Marciano se escondieron cada uno detrás de su amplificador.
La gente, en manada bailaba, obvio, esto si  les gustaba, los reflejos de los espejos también los había maravillado.
Armando: Con La cumbia cienaguera, Molero prendió la bola de espejos y la gente se enloqueció. Todo el teatro se puso a bailar sobre las sillas y al ver tanta algarabía le rogué a Dios que no las fueran a romper.
… El inventario de daños no fue tan grande, solo tuvimos que mandar reparar una docena de sillas y una puerta del teatro. Un amplificador de guitarra desapareció así como todas las fotos y afiches del grupo que pusimos en las paredes.
La prensa registró el acontecimiento con buenos comentarios. El Tiempo le dio un titular a cuatro columnas y destacó el hecho de que Génesis impuso el record de taquilla para un espectáculo nacional, en un día lunes. En lo económico, tuvimos utilidades, las cuales compartimos a satisfacción con Monroy y Restrepo, los dueños del grupo. El LP obtuvo muy buenas ventas ese año y uno de los temas, Cómo decirte cuánto te amo —canción original de Cat Stevens—, se convirtió en un clásico de la música romántica.

Lo poquito que quedaba del rock nacional lo habían asesinado Monroy, Restrepo, Echavarría y la Moreno y con su Genesis.

Montado en su éxito,  a Armando Plata,  se le subió a la cabeza:
En efecto, el domingo 8 de septiembre de 1974, publiqué en el periódico El Tiempo un aviso de una página entera con un gran encabezado que decía: Armando Plata Presenta... ¡Génesis en Concierto! La lista de ciudades era impactante, treinta por ciento confirmado y setenta por ciento por confirmar. Entre las personas que participaron en la organización de este tour figuraban: Eduardo Santos, Enrique Gaviria Pérez y el cantante Harold Orozco, como técnicos de sonido; Edgar Molero Santander y Juan Valencia, en las luces y efectos; Carlos Hoyos, fotógrafo; Eduardo Correa Misas en la producción; y Germán Hernández Prieto como administrador.
Por primera vez se hacía algo así con una banda de rock nacional. Di la impresión de ser el dueño de una gran corporación, cuando en realidad, con un gran esfuerzo pagué el aviso. Lo que más me interesó fue impresionar a mis amigos y figurar como “el magnate del entretenimiento criollo”.
Mi estimado Armando, con lo que no contaban es que al que le gusta el rock,  distingue entre la caca y la pomada y por más que nos machacarán que el tal génesis era un grupo de rock nadie lo acepto y el tour fracaso.
Después de ese concierto y ese tour, asesinaron al rock Colombiano, haciendo pasar por rock una amalgama de ritmos mal tocados envueltos en gaza de hippies trasnochados. Para rematar los génesis se creyeron dioses chibchas y abandonaron su manager dejándolo engrampado de “titulares” a un concierto de rock al que no asistieron. Afortunadamente no asistieron, no eran parte del rock nacional eran unos traidores y no tenían cabida con sus alpargatas, guasas y flautas en un evento de verdadero rock, como fue el concierto de melgar “De sol a sol”, donde Armando Plata Camacho volvió a tratar de promocionar lo poquito que quedaba y hasta ahí llego con el rock, por un tiempo, luego volvería con Traphico.

 
Sarasty, Restrepo, Monroy y Moreno.
Genesis, sin manager, también fracaso, para completar contrataron un bajista igualito a Nelson Ned pero de tamaño natural un tal Sarasty al que Monroy le templaba el bajo y terminaron en trio.











Alerta Bogotá, el día El lunes 24 de agosto de 1974, un grupo de músicos de las entrañas del rock nacional, aprovechando el vacío que habían dejado los conjuntos de los 60’s montaron un grotesco espectáculo para atraer amantes del rock y les ofrecieron un circo pueblerino donde se evidencio la caída y muerte a manos de sus fundadores del Rock en Colombia.

Recuperarse no fue fácil!

viernes, 28 de febrero de 2020

Los Festivales de la música.

Los festivales de la música.

Qué sería de la música sin sus grandes festivales.

El director Venezolano Gustavo Dudamel en el Festival de Salzburgo.
Todos los años, las orquestas sinfónicas del mundo con los mejores concertistas y sus grandes directores rinden culto a las más grandes estrellas de antaño. Ante un publico selecto y extasiado estas orquestas interpretan los grandes clásicos que se han mantenido por los siglos de los siglos. De este tipo de música, clásica, el Festival de Salzburgo celebra 100 años de existencia y para conmemorarlo toda la ciudad será escenario de grandes exhibiciones e instalaciones en sus espacios públicos, conciertos en todos los parques y por supuesto el grandioso festival que tiene la bella catedral como fondo del magno escenario -El Olimpo Clásico- donde se dan cita los mas grandes músicos, directores y orquestas del planeta.
Después del  Medioevo, donde se hacía música coral en  conventos, explotaron todas las manifestaciones del arte en todo su esplendor y con el renacimiento se salió a la calle, parques con grandes esculturas y cuadros inmensos con desnudos, empieza la comedia y el teatro popular porque los reyes tienen sus bufones para que se burlen de los demás. La música empezó a ser popular e incluso empezaron a bailar.


Empezaron los “toures” por las ciudades europeas llegando hasta Rusia;  Mozart, que nació en Salzburgo, se desplazaba de un lado para otro dando conciertos y recitales. Se inician las primeras óperas y la gente las canta a  pulmón partido porque les cuentan una historia.  En la calle la música toma otros visos, la diversión. Los poderosos, como siempre, se la tomaron y la llevaron a sus palacios para fiestas privadas.  Durante el verano, en las  noches, a la luz de las antorchas en sus jardines, los reyes invitaban a los corruptos del entorno para hablar de fechorías mientras la música sonaba en vivo y en directo. Esos mismos reyes, patrocinaban fiestas multitudinarias, donde había sexo, drogas y  mucha música con juglares, traga fuegos y bufones. Poco ha cambiado.









La ilusión de la gente, desde siempre, es comulgar con sus bandas, ver su ídolo y comprobar que no es de barro, que existe, se mueve, se contorsiona y suena. El verlos en vivo y en directo es del otro mundo, es comprobar por uno mismo que lo que oye en dispositivos lo hacen los músicos que a uno le gustan, que le mueven la aguja, unas veces te ponen a  gozar y otras a llorar. Pero también, el artista se pone a prueba cuando está ante público y demuestra su grandeza, que lo que hizo encerrado en un estudio con todas las técnicas y equipos que tienen a su disposición, rodeado de ingenieros de sonidos, productores y arreglistas se puede reproducir e  incluso mejorar cuando la hostia le llega al creyente directo a los oídos como droga sagrada y los ve como sus dioses en el escenario, ese escenario inmenso lleno de luces, pantallas y parlantes crucificados que siempre se hace presente en los grandes festivales, el Olimpo, solo para dioses.

Los festivales son eventos multitudinarios que tienen por objeto agrupar personas que tienen un gusto común, por eso existen festivales para todos los gustos musicales. Es muy reconocido por los amantes del jazz el festival de Montreux en Suiza que se celebra en la costa del lago Génova todos los años en Julio. Es el segundo festival mas grande en el mundo después de El Festival Internacional de Jazz en Montreal.


Las grandes celebraciones de rock se hacen en festivales. Cantidades de grupos de rock luchando para que los incluyan en la nómina del festival que atrae una multitud de fanáticos que eufórica canta, baila y goza. Según me han contado algunos de los que allí han estado, no existe satisfacción más grande para un músico que estar en un festival multitudinario, es allí donde se vuelve Dios con todos sus ángeles y arcángeles. Es allí donde todos los que se creen dioses, pueden competir abiertamente, están bajo  las mismas condiciones y comparten los mismos técnicos y sistema de amplificación. El festival es el paraíso y los músicos están en el Olimpo. Los pecadores,  los que asistimos, a eso vamos, a bailar endiabladamente o a oír con detenimiento, porque la música es eso, una pasión que en un festival se convierte en devoción. Algunos llegan a hacer un camino más largo que el de Santiago de Compostela solo para ver a su dios y de paso ver los ídolos de los demás, incluso aplaudir a los niños dioses que abren los festivales con la ilusión de algún día cerrarlos antes de morir, porque eso es la música una pasión a morir.


Hablando de muertos, existe un dios,  de los de verdad, que por alguna razón mágica a eso  se  dedico antes de morir, subir al Olimpo y desde allí deleitarnos con las notas más bellas que una guitarra estridente puede emitir; Jimmy Hendrix murió joven pero nunca dejó de asistir a los festivales, por coincidencia, otro muerto, este un angelito del Dios WHO, Keit Moon, el baterista, revoloteo por el Olimpo en los mismos festivales: Reading, Monterey, Woodstock, isle of White y Glastonbury. Asistieron hasta que murieron, les falto el de Ancón!





El primer festival de rock fue en la ciudad de Reading en el Reino Unido. El Festival Nacional de Jazz, pionero en los festivales de música se inició en 1961 y poco a poco empezó a programar actuaciones de diferente género hasta  convertirse en el Festival de música de Reading. Es el festival por el que más bandas de rock han pasado. The Kinks y los R. Stones en los 60’s; Flewood Mac, Cream, Black Sabbath en los 70’s; Pink Floyd, Deep Purple, Traffic, ELP, King Crimson, Genesis, repitieron varios años. Todavía continúa y  en su Olimpo han estado dioses de la talla de Cure, Oasis, Police, A. Cooper, Iggy Pop, AC/DC, Metalica, Gun n’ Roses, Foo Fighers, Green Day, RHC Peppers…




En 1967, el mensaje “canción de amor”  había cambiado radicalmente con el blues y entramos, con el movimiento hippie, en las consignas de Paz y Amor. Una multitud contagiada  quería mostrar su afecto por el movimiento y en la ciudad de Monterrey, Estados Unidos se organizó el primero de los festivales de rock masivos en tan sólo siete semanas y alcanzo los 90.000 asistentes. En el Festival de Monterrey, en 1967 se catapultó a la fama a Janis Joplin y Jimmy Hendrix. The Who, Birds, O. Redding, Greatiful Dead… estuvieron en ese primer Olimpo, el escenario de los dioses.



Como acto máximo de devoción asisten a la comunión que recaerá sobre todos en esta gran celebración, el festival de rock. Como algo insólito en un festival, la represión fue tan dura, que lograron que el público permaneciera sentado en hileras de sillas. Hoy algo inconcebible en un festival.

A pesar de los cambios de locación, la radio ubicaba a la gente desesperada de comulgar, les informada la nueva ubicación y los cambios de programación. Los organizadores ofrecían tres días de paz y música en una granja al norte de  Manhattan en el estado de Nueva York. Más de medio millón de personas iniciaron la  peregrinación hacia Woodstock, tan sólo 400.000 lo lograron, luego de dejar tirado su coche y caminar una larga jornada, por el atasco tan fenomenal. El calor del verano no hizo que estos fervientes creyentes desistieran de esta larga peregrinación, sabían que tendrían su recompensación, tres días de Música, Paz y Amor. Hubo una tremenda invasión de peregrinos que en fraternal amor, rumbearon tres días sin parar, casi hasta reventar.

En  Woodstock en 1969 se celebró el festival de rock más importante de la historia.
Cuenta Eddie Kramer, quien produjo la  grabación del festival y su publicación en un disco triple junto a una película, que todos los que se presentaron allí no volvieron a ser los mismos, que el festival les permitió tener su propio pedestal en la música universal. Santana; B,S&T; Credence C.R.; Sly & The Family S.; Joe Cocker; C.S.N.; demostraron que podían transmitir la misma energía o mas que lo grabado con todas las facilidades y técnicos en los estudios de grabación. Después de ese festival, ningún artista volvió a ser igual, como decía John Lennon, “fueron más famosos que Jesucristo” y los que asistieron sintieron una emoción más grande que los que peregrinan por la mecca o por la plaza de Pedro. Unas veces gozaron y otras escucharon con devoción, cuando todo terminó,  supieron que tampoco volverían a ser iguales, habían asistido al festival más importante de la historia del rock, habían comulgado con lo prometido, tres días de amor, paz y música con sexo y drogas abiertamente, lo que causó el pánico en el establecimiento.
Vieron con temor este nuevo movimiento.

Los europeos no se quedaron atrás y montaron su propio Festival en la Isla de Wight. Como todo lo europeo más sofisticado y elitista pretendieron controlar los asistentes haciendo que estos caminarán sobre el agua o tomaran el Ferry. Más de 300.000 personas asistieron a la tercera edición en 1970. Allí se presentaron, Jimmy Hendrix y The who, además de Jetro Tull, The doors, Joni Michell y Miles Davis. Como anécdota de ese festival, cuentan que Jimi Hendrix se subió al Olimpo cuando estaba en su éxtasis máximo Miles Davis y hubo una empatía magistral.





En Inglaterra,  en 1970 decidieron copiar a los americanos y hacer un festival de rock,  magno pero con la diferencia que seria todos los años, con las más grandes bandas de rock posibles: las emergentes y las consolidadas.
Al festival de rock en Glastonbury la naturaleza siempre le a añadido un toque especial, la meteorología de la zona hace habitual que llueva por lo que durante el festival se prevé que está siempre exista como parte de la comunión que brota desde el Olimpo y llega a los devotos asistentes. La lluvia y el barro han sido protagonistas asiduos en el festival de rock en Glastonbury. La lista de dioses es grande,  obvia mente Jimi Hendrix y Keit moon (the who) estuvieron presentes antes de morir, lo mismo que Amy Winehouse. Este festival continúa celebrándose con rotundo éxito.



Indagando sobre el tema de los festivales de rock en Colombia, me comenta Álvaro Díaz, uno de los mas importantes promotores de nuestro rock en sus comienzos que el primer Festival se llamo El Festival de la Primavera:

Antes de Ancón de Medellín, nosotros, Kolinox Unidos, organizamos el Festival de la Primavera, amén de TPB y teatros de Bogotá, antes de encargarme junto a mi socio, hermano y Amigo, Edgar Restrepo del capítulo Bogotá de Ancón-Medellín.

Organizadores del festival de la Primavera:
 Kolinox Unidos (Humberto Caballero-(RIP), Edgar Restrepo (RIP) y Álvaro Díaz)
Grupos participantes: Gran Sociedad del Estado - Terrón de Sueños - Illa y sus Hermanos - Limón y Medio - La Banda del Marciano, su debut como banda, Columna de Fuego y algunas agrupaciones emergentes. Se presentaron películas después de las 9 de la noche y alternaron en esos tres días, poetas, un santón venezolano con un mensaje tipo años sesentas.
Al igual que en todo Festival que se respete llovió pero, en general,  fue una satisfacción para nuestros afanes de hacer escena rock en Bogotá y un detonante para Ancón en Medellín
El lugar era un predio que teníamos arrendado adelante de Usaquén, Lijacá más exactamente, un gran lote, donde meses antes Gustavo Arenas y Gustavo Hincapie, quienes en aquel momento vivían en el lugar, en sus momentos de traba ejecutiva construyeron un tablado de dos metros de alto y seis de fondo y organizaron un concierto, para el cual, nosotros le coordinamos los grupos a presentarse. Tras ese primer empuje nosotros lo tomamos en arriendo y en las dos casas que tenía el predio organizamos una especie de comuna, estaba de moda en tal momento. Allí llevamos a vivir a los integrantes de Terrón en una y a los de Gran Sociedad en otra y se estableció un lugar de ensayo y un sitio de conciertos que tuvo una temporada de unas quince galas al aire libre los días domingos de ese año a los cuales asistía nuestra gente con su pelamenta libre, los peludos que provenientes de Bogotá en los buses de Flota Usaquén llenos de humo e ilusiones rockeras y que en el día del Señor extendían su trayecto de Usaquen a Lijacá.
A grosso modo esa es la historia del Festival de la Primavera, en el Auditorio al Aire Libre de Lijacá como lo anunciábamos en nuestros programas de radio, pues hasta eso teníamos en aquel momento y en los volantes que se repartían en la calle 60 y alrededores.  Ese auditorio es un espacio que tiene buenas historias por contar y que esperamos que se conozcan en un escrito que se hará realidad a final de año, es un trabajo conjunto que hacemos con otro compadre de mi época.


Colombia celebró su primer gran festival de Rock los días 18, 19 y 20 de Junio de 1971.

Se llamó El Festival de Ancón, porque  se realizó en esa zona de Antioquía.

Así recuerda Armando Plata Camacho su participación en el festival:
“Carolo”,  el hippie más famoso de Medellín y mi socio en la revista Rock, Cine y Mundo,  Humberto Caballero, se dieron a la tarea de organizar un modesto  festival de tres días  emulando la moda de los conciertos masivos, como el que recientemente se había realizado en Woodstock, Estados Unidos.
En televisión le hice algunas menciones al evento sin imaginar que la noticia del festival fuera a correr tan rápido y mucho menos que decenas de miles de jóvenes en todo el país se lanzaran a las calles, mochila al hombro, rumbo a la capital de Antioquia.
El viernes del concierto, Medellín amaneció con miles de hippies acostados en las calles. De la costa atlántica, los Santanderes, del interior y del sur del país llegaron hordas de caminantes sedientos de alcohol y hambrientos de sexo, drogas y rock and roll.
El desfile de “pintas” hacia Ancon fue interminable. En medio de su “soye”, algunos hacían la mímica de estar tocando un interminable solo de guitarra, cantaban, hablaban a solas con los postes del alumbrado público o entonaban melodías andinas con flautas y tambores como preludio de un rito “bacano” para   exorcizar un demonio colectivo.
Muchos manes estaban bien pasados y los pepos  más “colinos” llevaban días, quizás  semanas si pasar por la ducha. Varias “Jevitas”  iban cero ropa interior; para que, si “a la hora del te’   era mejor así,  sin tanto complique.
Las matronas y patriarcas del lujoso su barrio El Poblado quedaron en shock cuando sus hijos, con permiso o sin el, se fueron de camping para Ancon, a armar vistosas tiendas de campaña, que “a la larga” fueron albergue, digamos “cama franca” para cientos  de “loquitos bien corridos”
La Iglesia Católica cuestionó al gobierno por haber permitido la realización de este evento y a través de un comunicado, el arzobispo de Medellín, les suplico a los padres de familia y a las autoridades competentes, “hacer todo lo humanamente posible para preservar la buena moral y las buenas costumbres de nuestra sociedad.  Pero la suerte estaba echada; cerca de 80.000 “seres indeseables” que por tener el pelo largo y barba parecían salidos de las cavernas., estaban ahí reunidos” listos a sodarse la nota… de una”.
Fueron tres días de lluvia. Algo de sol, mucho barro, cualquier cantidad de charcos,  frío, calor, vapor, brisa, truenos, llovizna y niebla. En algunas ocasiones se fue el fluido eléctrico por lo que los organizadores interpretaron como un saboteo intencional de “fuerzas oscuras” para impedir la actuación de esos “horripilantes grupos de mechudos con música estridente”.
Los recursos no dieron para construir un escenario adecuado por lo que pusieron uno que parecía una casa hueca de dos pisos sin paredes, de ventanas con un techo de zinc sostenido en las esquinas por endebles estructuras de hierro.
La música comenzó hacia las cuatro de la tarde y se extendió hasta la medianoche,  con la presentación de sólo grupos colombianos de música pesada, tales como:  Limón y medio,  La planta, Aeda, Belcebu, Los demonios de Cali y las super estrellas,  La columna de fuego y La banda del Marciano.
A pesar de que la tecnología de los equipos de sonido y las luces era primitivo, la gente bailó, brinco, grito, se revolcó entre el barro y luego  danzo como indígenas alrededor de fogatas.
En general, la oscuridad fue la reina y la cómplice de la noche. Siluetas de cuerpos en armonioso movimiento se veía retozando entre árboles, piedras, pastizales, carpas, Ancón  era un remanso de paz, música y mucho amor.
El sábado por la mañana el valle de Ancon se llenó de bruma y de más pueblo, por lo menos 100.000 personas. Una verdadera locura, pues los servicios sanitarios no estábamos previstos para recibir a tanta gente, sin embargo, no hubo ningún incidente o algo que lamentar. Las pocas casetas que vendían café y gaseosas agotaron su existencia en minutos, al igual que los “pushers” o vendedores de droga. Era común escuchar por los altoparlantes este tipo de anuncios:
-Se informa a las pintas que quieren trabarse con acido Orange, que si lo pueden comprar el viejo Pedro, el man de camiseta negra qué está parado hay junto a la caseta de Postobon. Es seguro,  está garantizado para una buena tripiada.
-Atención se cambia una paca de sin semilla por 1 hoguera.
-Alguien tiene una mandarina (mandrax) para darme en la cabeza?
Esa mañana vi a mi colega Gloria Valencia de Castaño y a su camarógrafo haciendo un reportaje para su programa de televisión, un contraste poco usual: con su elegancia y sofisticación tratando de entender un mundo tan rebelde, anti convencional y anárquico. Gloria no aguanto mucho y se fue con sus corotos para otra parte. Yo también.  Al caer el sol, preferí dormir en una cómoda cama del hotel Nutibara y no pasar anoche trabado debajo del escenario.

Así recuerda Roberto Fiorilli, músico italiano y fundador del rock colombiano su participación:
Nosotros, con Columna de Fuego estuvimos los tres días del festival. El primer día en cuarteto con Fredy los otros dos días en trio, porque Fredy se nos perdió, con un "viaje" de cacao sabanero,....
Los equipos de sonido fueron instalados por Hernan Velez alias LOSDERNAN. Consistían en bafles verticales con 5 conos de 10 pulgadas cada uno, piloteados por amplificadores de 80 watts. había 4 sistemas de esos.
Nosotros viajamos en un Land Rover alquilado desde Bogotá y el día anterior viajaron, en un "camioncito", Álvaro Díaz con Ferdy y Edgar Restrepo Caro, con los equipos nuestros:  bafles "copiados" de los Akustic De luxe y amplificadores de 300 watts con tubos(valvulas) 807.
Allí estuvimos, recuerdo, a La Planta con Augusto Martelo, a Hope, grupo Colombo Gringo y La Banda del Marciano.
El publico calurosísimo a pesar de las deficiencias de sonido y del clima, (llovió los tres días) pero entre barro y otr@s yerbas, todo salió bien, a nosotros nos ovacionaron y corearon La Joricamba que había salido en single, poco antes !
Todos tocamos gratis!!!!

Augusto Martelo, otro pionero del rock Colombiano, recuerda su participación escuetamente:
A “La Planta”, nos fue muy bien.
Llegamos en buseta porque el aeropuerto estaba cerrado.
La Planta eran Miguel Durier, Chucho Merchán, Carlos Álvarez y yo.
Además yo toqué con Hope que fue la banda que cerró.
Otros bandas que tocaron:
Banda del Marciano, Gran Sociedad, Terrón de Sueños, Limón y Medio, Aeda, etc.

En 1974, trabajaba en el programa de  televisión Tu y la Música, que se transmitía diariamente en las tardes y pasaba conciertos de grandes artistas internacionales al tiempo que promocionaba los artistas de rock colombianos. El director del programa Armando Plata Camacho, decidido organizar un gran concierto con artistas colombianos y gracias al poder que tenía en la televisión, la radio, la prensa y la publicidad fue un rotundo éxito en la convocatoria pero un gran fracaso en la ejecución,  esta es su historia:
Rock de sol a sol.
Durante un fin de semana en el hotel Guadaira de Melgar, mientras contemplaba la belleza del río Sumapaz que pasa a pocos metros, de pronto me di cuenta que había un terreno plano que parecía una isla de cinco fanegadas, rodeada de montañas. A la izquierda del río, estaba el puente de la Carretera Panamericana y un pequeño camino de herradura que servía como entrada al potrero. 
—Este sitio está perfecto para un concierto —pensé—. Detrás de las montañas está la Base Militar de Tolemaida y por ahí nadie se puede colar porque les dan bala. El potrero esta rodeado por el río y éste es tan caudaloso que inspira mucho respeto. Total, la única forma de entrar es pasando el puente. ¡Ahí pongo la portería, y ya está! 
Cuando me reuní con el alcalde de Melgar para obtener los permisos, me sorprendí cuando el burgomaestre me propuso que hiciéramos una sociedad de la que también formaría parte el presidente del Concejo municipal. Al comienzo me pareció un chantaje y les dije que no estaba bien visto que dos funcionarios públicos participaran de un evento comercial. Al final, acordamos que yo haría mi espectáculo y ellos tendrían las concesiones para la venta de alimentos y bebidas. 
Para promover el espectáculo en el que solo actuarían grupos nacionales, hice una alianza de medios entre el periódico El Espectador, mi programa Tú y la música, Radio Tequendama, e Inravision. 
El concierto lo bauticé “Rock de sol a sol”, con música desde las siete de la mañana hasta las siete de la noche, el sábado 30 de noviembre de 1974. Una frase que impactó en la publicidad fue: “Busque el sitio”, la cual despertó la curiosidad de los asistentes por preguntar el lugar del concierto. Entre los grupos que iban a actuar estaban: Génesis, Los Flippers, Los hijos del bosque, Terrón de sueños, Contrabando, Montes, Los Amerindios, Angelita, Lukas, Prana, Mangle, Silvano y su Apocalipsis, y Mr. Merlín y Albatros. 
Una semana antes del show, Génesis anunció en un comunicado de prensa que no tocaría en Melgar “porque estaban muy agotados”, noticia que me tomó por sorpresa. Luego supe que internamente había fricciones entre algunos de sus integrantes y cierto celo de compartir el escenario con otras bandas. A pesar de que les ofrecí más dinero y publicidad, Monroy y Restrepo declinaron mi invitación. Ese sería el primero de una serie de obstáculos que me tocó afrontar y que a la larga se convirtieron en toda una pesadilla. 
Otro acontecimiento inesperado ocurrió tres días antes del concierto, cuando todas las bombas de gasolina del país entraron en huelga por diferencias con el gobierno. Pensamos posponer, pero dilatamos la decisión porque existía la posibilidad de que de un momento a otro cesara el conflicto. Entretanto, a pesar de que no había suficiente 
transporte disponible por la falta de combustible, las carreteras se vieron inundadas de muchachos que venían a pie. 
La víspera del concierto el parque y todas las calles de Melgar estaban repletas de jóvenes buscando refugio para sus pies cansados, como en la impresionante escena de la película Lo que el viento se llevo, donde los cuerpos de miles de soldados muertos yacen al aire libre. Entretanto, adentro de las casas, los habitantes del pueblo armados con palos y machetes, hacían guardia para evitar que esa “horda de degenerados” fuera a entrar a sus huertas para robarles las frutas o sus pocas pertenencias de valor. También se evidenciaron las primeras manifestaciones de caos por la falta de suficientes baños públicos y la escasa vigilancia de la policía. 
Ese sábado me levanté muy temprano, con el pie izquierdo. Me puse una camisa blanca de lino con un extraño diseño sicodélico de serpientes en el cuello y los botones del frente. 
A las cinco de la mañana, Julio Sánchez Cristo, hijo de mi amigo Julio Sánchez Vanegas, comenzó a vender las boletas encaramado sobre el platón de una camioneta pick up roja. Cada entrada costaba solo veinte pesos, un precio muy económico. Al lado de Julio estaba como taquillero asistente Guillermo García, quien diez años después fue gerente de producción de Punch TV y Cromavisión. 
Con los primeros rayos de la luz del día, Arturo Astudillo, integrante del grupo Los Flippers y director artístico del concierto, revisó el montaje del escenario y prendió los amplificadores del equipo de sonido. A pocos metros, un grupo de braceros contratados por Coca Cola terminó de descargar cientos de cajas de gaseosa. 
Me demoré bastante para llegar al área del concierto por la cantidad de gente aglomerada frente a una cerca de púas, que servía como única puerta de acceso. A mi paso, escuché sonidos de flautas y ocarinas así como los gritos desesperados de algunos fanáticos que me decían: 
—¡“Hijueputa... hermano... abra rápido que ya salió el sol!” 
Recuerdo a un joven que me comentó en voz baja: 
—Uy viejo Armando, ¿me deja entrar con esta caneca? 
—¿Qué traes ahí? 
—Sopa de hongos de Santa Lucía. 
—Uy hermano, me da pena decirte que no —le contesté con firmeza—. Me queda muy berraco autorizarte porque me metes en problemas con la ley. 
—Hermanito es pa’cerme un billete... si quiere le doy un acidito, del bueno. 
—Gracias loco, pero estoy full. ¿Sabes qué? No te he visto, ni te he oído. Nos vidriamos, ¿bien? 
El hombre comprendió y se fue con su cocinado para otra parte. 
El espectáculo comenzó solo hasta las nueve de la mañana porque Astudillo tuvo algunos problemas con los músicos de Los hijos del bosque, el primer grupo en tocar. Para entonces, más de dos mil personas que ya habían entrado, gritaban en coro, ¡Música, Música, Música! 
Con los primeros acordes de las guitarras la multitud se enloqueció y la gente de la portería no dio abasto para contener sus empujones y patadas. La oportunidad la aprovecharon los más vivos para colarse. 
En medio del despelote, el alcalde me informó que no iba a llegar el refuerzo policial que habíamos pedido al Comando Central de El Espinal, por falta de gasolina. Además, me comunicó que los pocos agentes disponibles estaban patrullando las calles de Melgar, donde ya se habían reportado algunos asaltos a tiendas y almacenes. 
Ante esa situación, fuimos a pedir ayuda al Batallón del Ejercito de Tolemaida. Allí nos encontramos con la noticia de que todo el personal estaba en una práctica militar conjunta en los llanos orientales. Solo estaban algunos soldados asignados al servicio de guardia y el personal civil de administración. 
Luego sucedió algo muy grave. A pesar de que habíamos puesto numerosos avisos de advertencia de peligro, muchos jóvenes motivados por el placer de la aventura se lanzaron al río para entrar sin pagar. Voluntarios de la Cruz Roja, megáfono en mano, les suplicaron que se retiraran. Unos pocos les hicieron caso pero los demás en medio de su locura, continuaron. Solo lograron pasar los que sabían nadar muy bien, los otros, lamentablemente, se ahogaron. ¡Una verdadera tragedia! Vi morir a un joven al que se lo tragó la corriente en un recodo del río, debajo del puente. Su cuerpo apareció kilómetros más adelante, en un área conocida como el Valle de los Lanceros. 
En medio de la confusión, afloraron los chismes y las noticias. Se rumoró que por lo menos diecisiete personas se ahogaron... Que una pareja supuestamente murió a consecuencia de una mordedura de serpiente, cuando hacía el amor... Que un soldado le disparó a dos muchachos por traspasar el área militar... Que alguien se rodó por un precipicio, etc., etc. La Cruz Roja confirmó oficialmente tres personas ahogadas y una desaparecida. 
Al mediodía, la temperatura alcanzó los 40 grados centígrados y el sol canicular era insoportable. Como si fuera poco, el camión del hielo que estábamos esperando no pudo llegar por falta de combustible. En el concierto, Coca Cola vendía sus refrescos a dos pesos, sin refrigerar. Afuera, su competencia, Gaseosas Postobón, las puso a mitad de precio y bien frías. Esto hizo que la gente saliera en masa para mitigar su sed pero se encontró con una multitud que quería entrar y no los dejó pasar. Se formó un trancón impresionante que dejó como resultado varias personas desmayadas con severos episodios de insolación. Para evitar más problemas, di la orden de suspender la venta de boletería y abrir las puertas de par en par. 
El tiempo me pareció eterno ese día. Lloré. Me dolió profundamente la absurda muerte de esas personas aún en la flor de su juventud, e indirectamente me sentí culpable de lo sucedido. Me pareció absurdo que el esfuerzo realizado para promover la música hubiera generado un efecto desastroso donde todo se me vino abajo, como fichas de dominó. El evento en lo económico fue un fracaso, y la taquilla escasamente alcanzó para pagarle a los músicos y al equipo técnico. 
Al finalizar el concierto el panorama no era el mejor: la cárcel, llena de detenidos; los negocios, cerrados; el cura párroco, hecho una furia; el alcalde y el presidente del Concejo, atortolados por su futuro político. Como era de esperarse, al otro día estalló un monumental escándalo de prensa que me dejó muy mal parado. Estos fueron algunos de los titulares de los periódicos: 
“Asalto hippie en Melgar”. “Orgía de rock y muerte”. “Cuatro muertos en el concierto de Melgar, organizado por Armando Plata”. “Dolorosa experiencia en Melgar”. “¿Un paseo zanahorio?”. “Nutrida asistencia al concierto de Melgar”. “Armando Plata, el causante de lo de Melgar”. “Armando está de reposo”. “¿Hippies muertos? ¡Que va!”. “Mi festival fue único: Armando Plata”. “El rock y otras yerbas”. 
Esta propaganda tan negativa definitivamente afectó mi imagen profesional. Hubo algunas críticas muy fuertes, como la del controvertido periodista de Radio Súper, Jaime Arango, que pidió al Ministerio de Comunicaciones que se me cancelara la licencia de locución; o la de mi ex jefe, Arturo Abella, que calificó los conciertos de música rock como actos satánicos. Apenado y algo aculillado por semejante cagadón, me propuse salir adelante, limpiar mi imagen y no abandonar la idea de promover artistas de rock de vanguardia. 

Participe  en este festival, Rock de sol a sol, pasé toda la noche cargando los equipos de amplificación y ayudando en todo lo que pudiera para el montaje del evento. Durante el concierto fui el maestro de ceremonia y el encargado del escenario, mi primer trabajo en la música “en vivo” del rock colombiano y por haber estado en el escenario, sentí tangencialmente la emoción del público y puede ver a mis dioses bien cerquita, a Los Flippers. Allí en ese Olimpo de los dioses, en Melgar Cundinamarca conocí a Jorge Barco quien se iniciaba con su grupo Marilyn y albatros y a quien años más adelante le produciría dos proyectos importantes,  Kirieleisón (1976) y Ship (1981). Las vueltas que da la vida.

En  1980 Fonovision, además del estudio ( hoy audiovisión) estrena un sistema de amplificación para conciertos y espectáculos  con el fin de suplir las exigencias de los artistas internacionales que comenzaban  a venir a nuestro país siempre y cuando les suplieran con su requerimientos técnicos. A partir de ese año y durante toda la década, Fonovisión fue la encargada del sistema de amplificación y grabación de muchos de los artistas que nos visitaron. Entre los festivales que a los que les diseñamos y ejecutamos los sistemas de audio , video luces y proyecciones están:

En 1984, se realizó el segundo Festival de música del Caribe en Cartagena.  

Este festival es importante porque fue el primero en Colombia en que participaban  muchos grupos extranjeros, de diferentes géneros musicales y muy diverso,  por la cantidad de islas que conforman el Caribe. Fue un festival fascinante, del cual tuve el honor de ser uno de sus ingenieros de sonido.










En 1987, se realizó el primer Festival de la Luna Verde en Santa Andrés isla.  Otro festival fascinante, por el encanto de su isla y los grupos invitados, casi todos estrellas del Raguee o del folclor caribeño, tan diverso de isla a isla. Otro festival del que me siento orgulloso de haber participado como ingeniero de sonido y productor.







Lollapalooza.
Para terminar, vuelvo a la realidad de los grandes festivales de rock mencionando algo insólito, la franquicia de un festival fundado por un músico.
Lollapalooza fue creado en 1991 por el cantante Perry Farrell. Comenzó como una gira de despedida de su grupo Janes’s Addicction junto con otras bandas. Debido al éxito, el cantante Perry lo continuo celebrando y tanto lo lucho hasta que lo logró establecer en Chicago. Poco a poco también se fue celebrando en otros importantes puntos del planeta como Estados Unidos, Chile, Brasil, Argentina, París, Berlín, Madrid… la cantidad y la calidad de bandas que se han presentado en este Olimpo rotativo  por el mundo desde 1991 hasta hoy  hace pensar que es el más grande del mundo.

Qué sería de la música sin sus grandes festivales.!!!!!!!!!!


jueves, 6 de febrero de 2020

Así nació el enigmático doctor Rock!

Así nació el enigmático doctor Rock!

Existen personas que de entradita no gustan, eso pasaba con el señor Arenas. 
No era solo su físico, ni su rebeldía sin causa y menos su agresividad, “yo no le como cuento a nadie”  me decía. Su vestimenta, con los bluyines rotos de tanto andar (canción de Fercho Reyes ), su camiseta estampada, por el mismo, con algún grupo de rock, sus botas metaleras y sus greñas recién lavadas, delataba su actitud de rockero puro y duro, porque de eso vivía, de su pasión por el rock’n’roll, logrando de una manera muy digna establecer su nombre en los anales del rock  Colombiano, así no les guste a muchos. 
Pase los umbrales de ese ser tosco y rudo encontrándome con una persona buena, amplia y  cariñosa. Nunca se me olvidará el orgullo con el que me presento a su nieto el día nos vimos a los meses de ese acontecimiento. 

Cuando me tocaba ir al centro aprovechaba para visitarlo en su almacén La RockOla, pionero y primero en establecer un almacén dedicado al mundo del rock y su parafernalia. Si  tenia tiempo y alguien que le atendiera el “negocio”, subíamos a un apartamento donde tenía su colección de discos, videos y un buen equipo para verlos y escucharlos a buen volumen. Allí ambos, podíamos darle cuerda suelta a lo que más nos gustaba, sentarnos a ver un concierto mientras nos fumábamos un buen bareto.  Gustavo tenia buena música y sobre todo VHS en stereo, que eran novedad; Armados y con buena música,  acompañados de un kumis de frasco con un negro de la pastelería Cyrano podíamos pasar horas discutiendo, riéndonos y  recordando tantos momentos inolvidables que pasamos juntos. 

Analizamos Quadrophenia y estábamos mas locos que el mod Jimmy que buscaba grandeza e importancia en Bristol, nosotros en Bogotá y nos reíamos de la sociedad. Llegamos a la conclusión que llevamos nuestro mod por dentro, nacimos por aquellas épocas y con ese disco los Who, nos lo revivían.

Gustavo Arenas era un profesional de las comunicaciones, el ultimo proyecto que tuvimos juntos surgió cuando le sugerí que debería normalizar su estatus profesional.  Empezamos a divagar sobre su vida y milagros. Programas de radio, escritos en prensa y revistas, sus esfuerzos y colaboraciones dentro del rock nacional y otros aportes hicieron un dossier lo suficientemente importante como para presentarlo en la universidad Jorge Tadeo Lozano en un programa especial  para profesionales de los medios que habían hecho su carrera empíricamente y querían normalizar su profesión obteniendo el título de Comunicador Social siempre y cuando asistiera, durante dos años y medio, a clases los sábados y domingos. Ambos nos matriculamos en el programa y ambos terminamos las clases como estaba programado. La presentación de su tesis se le fue diluyendo en los quehaceres diarios de la supervivencia en esa  jungla de cemento que es el centro de Bogotá. La Universidad hizo que nos conociéramos todavía más ya que compartíamos las clases todos los fines de semana y algunas veces hacíamos tareas juntos. Esto ocurrió durante el 98 y 99  a finales del siglo pasado.
Por alguna de esas casualidades que tiene la vida, fue a través de esa misma universidad,  Jorge Tadeo Lozano que conocí a Gustavo Arenas. 
Era 1973, cursaba el tercer semestre de comunicación social, en la clase de radio pedí al profesor que me sacará de las prácticas que estaba haciendo en Sutatenza y me  consiguiera dónde hacer un programa de rock, que era lo que a mí me gustaba. Pensé que el profesor no me iba a parar bolas,  pero si, me mandaron a una emisora,  Horizonte se llamaba, que pasaba música para ascensor, pero de 5 a 6 de la tarde tenía un programa que se llamaba “El valeroso mundo joven”  producido por Edgar Restrepo y Gustavo Arenas. Cuando el director de la emisora llamo Edgar para informarle que yo era un estudiante que asistiría a la producción de su programa,  aunque no podía decir que no, su actitud fue de disgusto, tal vez por mi vestimenta, en las tardes vendía pasajes por lo que me tocaba visitar empresas de corbata. La actitud de Gustavo fue todavía peor, de una puso a prueba mis conocimientos sobre rock. Cuando pregunte que iban a poner y me dijeron que Hendrix y Cream,  les dije irónico que eso era rock de muertos. Esa tarde me senté a escribir el primer libreto con lo que se debería decir y no improvisar, de manera que pudiéramos tener un hilo conductor a lo largo de la hora del programa.  Desde ese día nos convertimos en buenos compañeros de trabajo y continúe haciendo el programa con ellos a pesar de que ya no lo necesitaba para la universidad. 

Para pre- producir el programa nos reuníamos con Edgar y Gustavo para programar los discos que usaríamos durante la semana.  Lo hacíamos los sábados en una finca en las afueras de Bogotá donde ensayaba el grupo Génesis. Edgar era su baterista.
Allí retomé mi amistad adolescente con Miguel Muñoz y Guillermo Guzmán guitarra y  bajo de esa agrupación. 
Gustavo Arenas los promocionaba a través de los medios. 
Así conocí a Armando Plata que contrataba a Génesis y empezaba a producir y dirigir un programa de televisión en vivo, todos los días, con dos horas de duración, de rock y sketches locos: Tu y la Música.  Pase a ser el asistente de dirección de ese programa hasta que termine la universidad y me fui a estudiar ingeniería de sonido.
Con el paso de los años veía esporádicamente a Gustavo, casi siempre en la casa  Mario García, promotor y bajista del grupo Tribu 3. Al tener consola profesional, monitores, grabadoras y equipos de video, tenia trabajo durante los ensayos, grabarlos y filmarlos. En algunos de esos ensayos Gustavo colaboro. 
Creo que fue en 1986 cuando, un día, inesperadamente recibí una llamada. Era Gustavo  para invitarme a ver un grupo que se llamaba Darkness.  
Quería hacer un disco con ellos, una producción que distribuiría en su almacén.
Acepte ayudarlo, produciría y le haría la ingeniería de sonido al grupo Darkness.  Nos encerramos una semana santa en un estudio casero y sacamos la producción adelante, fue una ardua labor pero el entusiasmo y las ganas que tenía  el grupo de hacer su disco fueron el motor para hacerlo realidad, todo esto gracias a Gustavo Arenas quién fue el productor ejecutivo y dueño del  sello de discos que lo manufacturó.
No me acuerdo exactamente en qué año fue, Armando Plata había terminado de montar las instalaciones para la nueva emisora Radio Activa, con un formato novedoso, sólo las 40 canciones éxito de la semana, rotando  todo el día a excepción de tres programas especiales para la noche. Me invito a conocer la sede,  pero sobre todo las consolas que eran diferentes, mucho más modernas que las que existían en el medio en ese momento. Había algo también novedoso en la manera  de producir los programas, el locutor tenía que manejar la consola, por lo que al comienzo, estuve cerca de ellos para asistirlos en el manejo de las consolas y no hubiese problemas en la transmisión. 
Cuando Armando Plata me pidió candidatos que pudieron hacer programas de Rock interesantes le sugerí tres personas, los tres resultaron elegidos y uno de ellos era Gustavo Arenas. 
Hablando con Armando, me dijo que no estaba seguro el enfoque que el quería que se diera al programa de Gustavo. Le comenté que el problema que  tenía era que se creía el doctor del rock,  el que más sabía. Inmediatamente Armando digo, eso! El programa del doctor rock. Donde puede decir lo que quiera porque es el doctor y le pueden preguntar lo que quieran  porque es el doctor.
Así nació el enigmático doctor Rock!
Al poco tiempo le pedí una consulta al Dr. Rock, que me recetara 40 Cd”s, porque me iba de viaje por dos años; quería recopilaciones y cosas nuevas. Además, que la consulta y las recetas se  las pagaba con una motico, estilo Vespa que le dejaba.
Entre las recopilaciones venia Zepellin, Floyd, ELP, Metalicca, J. Beck y entre los nuevos, para mi, Dream T. y Satriani, el resto son joyas de la historia del rock que todavía conservo.
Cuando volví, el mod de Quadrophenia volvía a estar patente, el sistema lo oprimía y la competencia lo ahogaba. Lo convencí de entrar a la universidad y formalizar su profesión, para poder ejercer en condición. Trato hasta el final y bastante le sirvió. El trato con muchas personas, de diferentes edades y “back grounds” nos ayudo. Estudiar y aprender siempre sirve.
Poco sé de nadie, hace 20 años no vivo en Colombia, hace como 10 nos vimos por ultima ves, en Miami. La empresa para la que yo trabajaba diseña estudio de grabación. Éramos proponentes para la desmantelación del estudio de los Bee Gees y la adecuación del nuevo. El Dr. Rock  me acompañó a llevar la propuesta y tuvimos la suerte de saludar a destacadas estrellas del rock. 
Esa noche me acompaño a ver a Tomas Dolby, un artista al que admiro y un viejo amigo era el ingeniero de sonido de esa gira; tuvimos asientos preferenciales al lado de la consola. 
Nunca mas volví a ver ni a mi amigo ingeniero ni al Dr. Rock, hace poco supe que ambos habían muerto de lo mismo, cáncer.
Esta es mi historia con el enigmático Dr. Rock. A quien conocí hace mas de 45 años y  de quien nunca me olvidaré, tremendo personaje del rock nacional,  así no les guste a muchos!!