martes, 21 de abril de 2020

Crónica del asesinato de El Rock de Colombia.

Crónica del asesinato de El Rock de Colombia.

Alerta!, Alerta! Bogotá, gritaban los locutores por las emisoras!

En horas de la tarde le pagaron varias puñaladas traperas al decadente rock nacional en el teatro Colombia.

Era el lunes 24 de agosto de 1974, ese día, como con la muerte de Gaitán, acabaron con la ilusión nacional.

La técnica forense que existe hoy en día, mi memoria que todavía funciona y datos del más allá ayudaron a recomponer y comprobar como, cuando y dónde asesinaron “el rock de Colombia”, esta es la historieta:
Recuperarse no fue fácil, creo que todavía no hemos terminado de  salir del viaje al centro de la tierra donde la oscuridad nos llamaba y éramos conducidos por los espías malignos, las sombras siniestras vestidas con túnicas, pantalones Wayus y  alpargatas nos habían llevado engañados y con reminiscencias hippies a ver una conspiración tan  macabra como los asesinatos de Gaitán y Galán juntos,  afortunadamente aquí no se llevarían a nadie, sólo acabarían con la ilusión de los amantes del rock’n’rol, y que en nuestra tierra se logrará cosechar así fuera unos toreros muertos o que Flipper siguiera vivo, pero no,  la conspiración llevaba meses maquinándose y los encargados de cometer semejante atrocidad serían sus fundadores, era lo que llaman un trabajo interno.

Está es una historia pura y dura, verdadera.  La gente miente, las pruebas no.


Se había acabado de invasión británica, las discotecas de los chupa sangre ya no eran negocio, a las chicas yeyé les habían pasado por encima y eran desecho; los jóvenes go-go estaban agonizantes y empezaban a “jetiar “ por ahí.

El mundo estaba divertido, empezaban las lentejuelas, todos andaban de “glitters” con ojos pintados, colorete y pestañilla. T Rex, Bowie, Alice y Freddie se comían el mundo, Mick y Rod no se quedaban atrás, se comían hasta las señoras de sus compañeros. Todo era francachela y diversión, mientras que en Colombia empezaba la depresión,  el rock nacional estaba en decadencia, la mitad de los músicos de esa tendencia se iban del país mientras que la otra mitad se preparaba para tocar bossa nova en restaurantes y bares de hotel, para no morir de hambre. Los que no tenían vocación y solo fue locura de juventud volvieron donde sus papis.

Por aquel entonces la represión reverdeció, al país, como siempre, de dientes para adentro lo han manejado unos brutos y de dientes para afuera las fuerzas brutas, este par de brutos juntos, bendecidos por los viola niños, han manipulado hasta los gustos del pueblo al que convirtieron en antiimperialista. La juventud imbécil se comió el cuento, las emisoras que años atrás pasaban algo de la invasión británica, entre “palitos y costas”, ahora se dedicaban a limpiar su imagen ante los poderosos desechando el rock que nunca entendieron aquel de Hendrix o algo de Tull. Ahora eran abanderados de las culonas románticas de sastre con blusa de seda transparente y la lepra que nos entraba del sur, una sosa montada sobre un Atahualpa. Ese panorama para los amantes del rock era tenebroso.

En el segundo semestre de comunicación social, en la Tadeo y ante mi insistencia en la clase de radio de hacer un programa de rock me mandaron a una practica a la emisora Horizonte que pasaba música “brillante”. En esa emisora de 5 a 6 de la tarde transmitían un programa con la locución de Edgar Restrepo  y Gustavo Arenas. Era mas un comercial de los discos que publicaba Phillips, en donde Restrepo coordinaba la parte de “música moderna” y producía algunas cositas como Contrabando        ( un grupo de rock) o Angelita, esa menos mal no era culona pero no cantaba. Pero lo mas destacado de Restrepo era que había sido fundador junto con Humberto Monroy del grupo Génesis.
Sus canciones y sobre todo las letras eran primitivas y hablaban de labradores y campesinos. Por otro lado, traducían e interpretaban baladas de canta autores estrellas como Cat Steven. Eran esas canciones las que los ayudaban a mantenerse a flote en la radio porque las promovían Restrepo y Arenas.
Monroy, Munoz, Rendon, Echavarría.
El marciano, La Moreno y Restrepo
Mucho tiempo atrás, cuando el rock Colombiano nacía, conocí a Miguel Muñoz
( Guitarra y coro) y a el Marciano ( bajo). Se habían convertido en músicos profesionales y trabajaban en Ingeson, un estudio de grabaciones que existía en Bogotá. Estaban contratados para este concierto e hicieron unos ensayos previos a los que Edgar Restrepo me invito.
La pase muy bien en los ensayos, allí estaban Juan Fernando Echavarría con toda clase de flautas y pitos “autóctonos” con una ruana y en alpargatas y Tania Moreno que tocaba la guacharaca, el guasa, las maracas y la zambomba. Había pintores,  poetas, cerveza, fritanga y psicotrópicos, unos fumables y otros todos ácidos, era una “comuna” detenida en el tiempo decadente. Este seria su máximo concierto, el que los sacaría a los escenarios nacionales e internacionales ya que estando en el sur aprovecharon para llegar hasta donde los pastusos.
Por supuesto que era como mosco en leche pero cuando compartía con Munoz y El Marciano me sentía en mi salsa, quería pertenecer y trabajar en el mundo del rock y ellos eran parte “de la pomada”; además fueron fundamentales en mi formación, Munoz me dio el folleto del instituto donde fui a estudiar audio y con El Marciano hice mi primera producción de rock 3 años después.
En Colombia no existían managers, proliferaron con “la invasión Británica” unos chupa sangre, aprovechados del momento y cuando no pudieron seguir explotando“la nueva ola”, manoseando  “ la chica ye-ye” y vendiendo discos go-gos sin pagar regalías desaparecieron de la escena y se fueron a robar y estafar en otras escenas mas lucrativas como los parapléjicos y los cuenta chistes.

De la noche a la mañana apareció un visionario. Armando Plata Camacho creyó firmemente que paralelo a su profesión de locutor y presentador de televisión podía crear una empresa para manejo de artistas y promocionar espectáculos de rock.

Lo primero que hizo fue contratar a un grupo de rock para un concierto de rock.
Lo que no sabia era que el grupo de rock ya no existía, había mutado a un grupo charranguero andino amplificado con toda clase de pitos autóctonos.


(tomado de su libro “ Ser alguien” con permiso.)

Armando: … les propuse ser su manager. Grabamos un demo con dos canciones y se las envié a Humberto Moreno, gerente de Codiscos en Bogotá. Moreno las presentó a Guillermo Diez, presidente de la compañía en Medellín, quien con algo de escepticismo las editó en un sencillo de 45 RPM. El tema principal era el pasillo Quiero amarte, y el respaldo, el currulao Don Simón.
En Radio Tequendama estrenamos Quiero amarte, con una agresiva rotación de quince veces diarias durante la primera semana, algo poco usual en nuestro medio, y para nuestra sorpresa, la canción comenzó a ser tocada por otras emisoras en todo el país, casi de inmediato. Luego, lanzamos Don Simón, un tema bastante pegajoso tocado con armónica, el cual impactó un poco menos que el primero. Emocionados por el resultado, la gente de Codiscos firmó con Génesis por tres años y rápidamente les produjo un disco larga duración.





El lunes 24 de agosto de 1974.
“Génesis en Concierto”.
Una vez organizada la publicidad, me concentré en el proceso de producir un espectáculo que fuera muy atractivo y novedoso. Edgar Restrepo, Humberto Monroy, Tania Moreno y el pintor Jaime Rendón, hicieron un buen trabajo de vestuario con diseños inspirados en temas étnicos. Enrique Gaviria Pérez consiguió la mayor cantidad de parlantes y amplificadores que pudo y los conectó a una rústica consola shure de ocho canales, garantizando así un buen PSL (nivel de presión de sonido). Marco Tulio Alarcón, jefe de tramoya del teatro, se fajó una iluminación bien corrida utilizando hasta el último foco de luz disponible.
Pero, indiscutiblemente, lo mejor fueron los efectos especiales que mi amigo Edgar Molero Santander, trajo de sus discotecas Unicornio, Topsy y Cabaret. Los novedoso efectos que usamos por primera vez en un concierto incluyeron: el fog machine, un aparato al que le echábamos hielo seco para producir enormes chorros de niebla artificial; el rain machine, del cual salían miles de diminutas burbujas de jabón que al contacto con las luces de colores formaban un inmenso arco iris; el mirror ball, una enorme esfera llena de pequeños fragmentos de espejo, que al girar proyectan en el auditorio miles de luces blancas, como si fueran estrellas en la galaxia; la lámpara estroboscópica, un flash muy potente que produce asombrosos efectos parecidos a los de las descargas eléctricas y que hace que todo movimiento sobre el escenario parezca como en cámara lenta.

Así tal cual lo recuerda Armando sucedió, pero voy a entrar mas en detalle, los forenses me entregaron nuevas pruebas, instrumentos autóctonas, música andina, flautas indígenas, alpargatas… no cabía duda, eso no podía ser rock…

El comienzo del concierto fue tenue, consistió en las baladas traducidas de los canta autores que se extendieron hasta el aburrimiento, nos repasaron desde la casa donde nació el sol, las palabras que se llevó el viento, hasta llegar al gato Stevens. Todo eso entre pitos y flautas.
De pronto todo cambió, unos rayos de luz  inesperados le pegaron a una pelota de espejos y los indios andinos se quitaron la ruana y las alpargatas ante los espejos, deslumbrados. De lado y lado de el escenario salieron unos saltimbanquis pacíficos y caribeños, se habían escapado de el Ballet de doña Osorio y empelotas nos mostraban su destreza saltando entre flashes de cámara lenta. De la niebla artificial y burbujas aparece un trompetista, suenan las 12 notas introductorias de la pollera colorada.
Cada nota que salía de esa trompeta era una puñalada trapera al rock Nacional. Esas 12 notas nos atravesaron los pulmones asesinando el rock nacional.
El espectáculo se hacía todavía peor para los amantes del rock, currulaos, cumbias e  improvisaciones  delirantes. Tania, giraba sobre sí misma,  tocando pandereta que menos mal no se oía. Miguel y el Marciano se escondieron cada uno detrás de su amplificador.
La gente, en manada bailaba, obvio, esto si  les gustaba, los reflejos de los espejos también los había maravillado.
Armando: Con La cumbia cienaguera, Molero prendió la bola de espejos y la gente se enloqueció. Todo el teatro se puso a bailar sobre las sillas y al ver tanta algarabía le rogué a Dios que no las fueran a romper.
… El inventario de daños no fue tan grande, solo tuvimos que mandar reparar una docena de sillas y una puerta del teatro. Un amplificador de guitarra desapareció así como todas las fotos y afiches del grupo que pusimos en las paredes.
La prensa registró el acontecimiento con buenos comentarios. El Tiempo le dio un titular a cuatro columnas y destacó el hecho de que Génesis impuso el record de taquilla para un espectáculo nacional, en un día lunes. En lo económico, tuvimos utilidades, las cuales compartimos a satisfacción con Monroy y Restrepo, los dueños del grupo. El LP obtuvo muy buenas ventas ese año y uno de los temas, Cómo decirte cuánto te amo —canción original de Cat Stevens—, se convirtió en un clásico de la música romántica.

Lo poquito que quedaba del rock nacional lo habían asesinado Monroy, Restrepo, Echavarría y la Moreno y con su Genesis.

Montado en su éxito,  a Armando Plata,  se le subió a la cabeza:
En efecto, el domingo 8 de septiembre de 1974, publiqué en el periódico El Tiempo un aviso de una página entera con un gran encabezado que decía: Armando Plata Presenta... ¡Génesis en Concierto! La lista de ciudades era impactante, treinta por ciento confirmado y setenta por ciento por confirmar. Entre las personas que participaron en la organización de este tour figuraban: Eduardo Santos, Enrique Gaviria Pérez y el cantante Harold Orozco, como técnicos de sonido; Edgar Molero Santander y Juan Valencia, en las luces y efectos; Carlos Hoyos, fotógrafo; Eduardo Correa Misas en la producción; y Germán Hernández Prieto como administrador.
Por primera vez se hacía algo así con una banda de rock nacional. Di la impresión de ser el dueño de una gran corporación, cuando en realidad, con un gran esfuerzo pagué el aviso. Lo que más me interesó fue impresionar a mis amigos y figurar como “el magnate del entretenimiento criollo”.
Mi estimado Armando, con lo que no contaban es que al que le gusta el rock,  distingue entre la caca y la pomada y por más que nos machacarán que el tal génesis era un grupo de rock nadie lo acepto y el tour fracaso.
Después de ese concierto y ese tour, asesinaron al rock Colombiano, haciendo pasar por rock una amalgama de ritmos mal tocados envueltos en gaza de hippies trasnochados. Para rematar los génesis se creyeron dioses chibchas y abandonaron su manager dejándolo engrampado de “titulares” a un concierto de rock al que no asistieron. Afortunadamente no asistieron, no eran parte del rock nacional eran unos traidores y no tenían cabida con sus alpargatas, guasas y flautas en un evento de verdadero rock, como fue el concierto de melgar “De sol a sol”, donde Armando Plata Camacho volvió a tratar de promocionar lo poquito que quedaba y hasta ahí llego con el rock, por un tiempo, luego volvería con Traphico.

 
Sarasty, Restrepo, Monroy y Moreno.
Genesis, sin manager, también fracaso, para completar contrataron un bajista igualito a Nelson Ned pero de tamaño natural un tal Sarasty al que Monroy le templaba el bajo y terminaron en trio.











Alerta Bogotá, el día El lunes 24 de agosto de 1974, un grupo de músicos de las entrañas del rock nacional, aprovechando el vacío que habían dejado los conjuntos de los 60’s montaron un grotesco espectáculo para atraer amantes del rock y les ofrecieron un circo pueblerino donde se evidencio la caída y muerte a manos de sus fundadores del Rock en Colombia.

Recuperarse no fue fácil!