Hace 40 años funde Fonovisión, hoy Audiovisión, que cumple 30.
Érase una vez un iluso, pendejos les dicen en Bogotá; este pendejo creía que podría aportar un granito de oro al rock nacional, mi pasión es la música y el rock en particular.
Empecé desde abajo, cargando equipos y ayudando a mi profesor de radio Edgar Restrepo a cargar su batería para un concierto del grupo Génesis donde conocí a Armando Plata y entre de asistente al programa tú y la música. Fueron ellos quienes me indujeron, para que, cuando acabara de estudiar comunicación social en la Tadeo, me fuera al exterior a estudiar ingeniería de sonido.
En ese concierto también tocaban Guillermo Guzmán, el marciano, y Miguel Muñoz amigos de infancia. Fue Miguel quién me pasó un folleto del Instutute of audio research, en Nueva York, donde existía un programa completo para aprender las técnicas de la grabación del sonido así como las bases para la producción musical y la programación de sintetizadores.
Aprender a grabar es fácil, es algo técnico, es como aprender a volar un avión y eso lo puede hacer cualquiera. Diferente es aprender a producir música, para esto se requiere talento, conocimientos musicales y visión. Mi intención al estudiar audio no era ser piloto de un estudio, era el inicio de mi carrera como productor musical y para esto también tendría que aprender los fundamentos de la música, es decir, empaparme del lenguaje musical y la armonía. Mi profesor de música fue el maestro Uribe, padre de nuestra gran pianista Marta. Durante un año tuve cursos de solfeo y armonía mientras hacía las prácticas de audio en un pequeño estudio. Fue precisamente allí donde conocí a Hernando Becerra y juntos hicimos nuestra primera grabación de rock con El Marciano, Barco y Vela, hace 45 años. También allí hice mi primera grabación de jazz con la producción de Gabriel Rondón y Javier Aguilera, grabaciones inolvidables y de todos ellos aprendí de música muchísimo, 1000 gracias!
En 1977, terminada la pasantía y con más conocimientos musicales regrese a Nueva York, al mismo instituto, a repetir los cursos avanzados y tomar nuevos. Como ya tenía un poquito de experiencia tuve la oportunidad de asistir en grabaciones y conciertos. Iba haciendo horas de vuelo!
Escribí el “plan de negocio” para el montaje y manejo de un centro audiovisual que tuviera dos estudios profesionales para audio, uno con capacidad para una orquesta sinfónica o filmaciones, el otro para mezcla y post producción de audio y un cuarto de edición de video sincronizado con los cuartos de control de los estudios, era la visión que tenía para poder producir material audiovisual ya que tendría dónde grabar y editar mis producciones al tiempo que se alquilaba.
Al regresar a Bogotá, con el plan completo y montado en un audiovisual empecé las rondas para mostrarlo y conseguir socios que quisieran aportar a este proyecto único en Colombia. Las rondas dieron fruto rápido y pronto conseguí los socios y la financiación para comenzar el proyecto.
En el verano de 1978, hace 40 años, constituimos la sociedad Fonovision Internacional Ltda. con el propósito de prestar servicios para la grabación de audio, video y amplificación de sonido.
Ese mismo verano viaje con algunos socios a comprar los equipos para el primer estudio que íbamos a acondicionar y el sistema de amplificación de sonido. En ese viaje se contrato al arquitecto acústico John Storyk, para que diseñará el complejo asegurándonos que quedaría perfecto tanto en acústica como en tecnología.
La construcción duro un año, la instalación acústica estuvo a cargo de Bob Margaloef, productor e ingeniero de sonido; la conexión de los equipos y el diseño del sistema monitor estuvo a cargo de Ted Rothstein ingeniero electrónico y de mantenimiento de los mejores estudios en el mundo. Fonovisión lo inauguró a finales de 1979 Eddie Kramer grabando cuatro canciones de Alexei Restrepo. Años más tarde este material fue parte del disco Born de Ship.
A partir de 1980 Fonovisión, comenzó a prestar los servicios de grabación y amplificación de conciertos con éxito.
Iluso, el pendejo! Pero así era yo y así me fue, era tanto mi amor por el rock, que no me importaba regalar horas de grabación y dedicación con tal de participar y aportar algo a mi pasión: El rock nacional, que no existía y yo de alguna manera quería volver a sembrar y ayudarlo a crecer, desarrollarlo y porque no, hasta exportarlo. Creía firmemente qué en Colombia existía mucho talento que se podría canalizar en la producción de música rock con estándares internacionales y que nuestras producciones pudieran ser distribuidas internacionalmente.
En 1980 los más reconocidos músicos de rock se habían marchado del país, Chucho Merchán, Miguel Muñoz, Augusto Martelo, Carlos Álvarez, Miguel Durier, Fernando Reyes, Mauricio Ramírez, Guillermo Guzmán y muchos mas, para 1982 también se habían ido Lisandro Zapata, Mario García, Carlos Cardona y Roberto Fiorilli. Los que quedaban estaban dedicados a la producción de jingles o de señoras cantantes, algunos regresaron.
Proliferaban las orquestas de chucu-chucu y empezaba el vallenato popular y falso.
El rock puro y duro, el verdadero, había muerto, hasta los conciertos se habían acabado, ya no había sueños, ni terrones, tampoco columnas de fuego, estas también habían emigrado fusionándose con ritmos tropicales, no quedaba ni mala yerba. A eso hay que agregarle la degradación del gobierno colombiano, la falta de estimulo y la persecución estatal al arte, para completar a la “música” le entro “la lepra” de las canciones protesta, violetas, pieros, faustos, leos y atahualpas se tomaron la atención y todo lo que olía a rock era imperialista, nada ha cambiado y al final, la vida sigue igual!
El pendejo o iluso creía que en ese terreno estéril, osco y arrasado por cuanto inescrupuloso existía en los medios y las casas disqueras podría, si tenia los medios de estándar internacional, volver a sembrar para luego cosechar, con tiempo, paciencia y buena producción música rock nacional de calidad internacional y así fue, lastima que lo cosechado se pudrió.
No existía nada, todo era deplorable, si acaso unos comederos donde algunos tocaban jazz latino o bossa nova, allí, comíamos carne mal asada con tal de ver, escuchar y conversar entre músicos. Siempre les recordaba a todos que cuando tuviera el estudio terminado podríamos grabar todas las canciones que tuvieran y así fue, grabamos las poquitas que tenían. Son buenos con sus instrumentos pero pésimos compositores, nadie componía canciones por lo todo se les iba en “covers”, y sin canciones no ahí nada, por lo que no había nada…
Los dos discos que se terminaron, Born, de Ship, tomo un rumbo inesperado y náufrago, el de los Flippers, bien producido y con buenos músicos, paso sin pena ni gloria, lastima! las cintas máster de estos dos discos, más cantidades de otros, se pudren hoy en el baúl de mis recuerdos. Este pendejo o iluso puso la herramienta y los medios para que, el que tocara rock tuviera la oportunidad de grabar sus composiciones en un estudio sin precedentes y gratis, no hubo canciones propias y mucho “ des den”.
Desde comienzos de 1980 comenzó una invasión de artistas extranjeros de todo género musical, se abandonaron las rancheras, al Iglesias, al enano Nelson y no quedo ni menudo, afortunadamente.
Fonovision se tomó todo el mercado de la amplificación profesional o hacerles pistas para que pudieran presentarse en TV. La lista es larga, sobre salen algunos, Billy Preston con quien además de amplificarle sus presentaciones, hice una sesión de grabación de 12 horas consecutivas donde compuso y realizo una canción completa con toda su banda, Hernado Becerra, fue asistente de grabación y el guitarrista de los solos, en el baúl de mis recuerdos esta la cinta master.
Cientos de conciertos y grabaciones nocturnas con quien quisiera y todo el que iba quedaba encantado. Con los músicos de White o de Clayderman, los gitanos de Paco, la trompeta de Dizzy, Paloma o trigo limpio y cuanto artista nos visito en aquella época.
Fonovisión no era un estudio para alquilar y unos equipos para amplificar, era un centro para experimentar, para crear, para componer, para ensayar, para grabar y editar, para producir y el contacto con músicos y productores extranjeros nos enriquecía.
Todo suena muy bonito y así era, todo nos quedo muy bien, discos con la orquesta Sinfónica Nacional o arreglos musicales complejos, jinglés o música para cine y televisión, los 40 o 50 discos que hicimos para señoras y cantantes.
Si tocabas rock eras bienvenido, apoyado y financiado dentro de mis posibilidades.
Así fue como les invertí tiempo, cintas, horas de estudio, producción y dinero a Ship (Born) y Los Flippers (Un tiempo mejor), Kocoa (dos sencillos), Orlando Betancourt, que era el único capaz de producir algo memorable, no completo su disco y se fue del país. Alberto Ramírez, pudo haber terminado un disco formidable. Crash, Tranvía, Emilce, Mochi, Del Toro, Ossa, llegaron hasta donde tuvieron canciones, sin esto no hay nada y en nada quedamos…
Hasta 1983, dos años después de inaugurado, logre darme cuenta que el Rock en Colombia estaba muerto. Ese año en la convención de música que se lleva a cabo en Cannes (MIDEM), llegué a la conclusión que jamás el estudio sería alquilado para que un grupo internacional fuera a Colombia a grabar y qué las producciones que tenía tampoco tenían valor.
Lo que siguió por algunos años fue tedio y monotonía. Grabar Jingles todas las mañanas, música para señoras o cantantes en la tarde y noche. Amplificar conciertos el fin de semana, que si estaba de buenas era algo interesante y podía pasar algunas horas después del concierto grabando con los músicos, ese era, el aliciente que me quedaba. Recuerdo, el jam de Didier Lockwood y su banda, a Eddie Palmieri, hasta los hombres G.
A veces uno construye sus propias jaulas de oro.
Otra ves, el pendejo volvió a caer, 10 años después volvía a tomar parte en la adecuación e instalación de nuevos equipos para la reapertura del estudio, esta vez se llamaría Audiovisión.
Hace 30 años adicionaba equipos digitales y tecnologías al estudio; volví a grabar, esta vez como piloto durante un tiempo, más de seis discos consecutivos y muchas cosas más, pero con una gran diferencia era un “operario de sonido” y así me lo hicieron saber , cuando entro de socio Don Francisco Montoya.
Las casualidades de la vida, en diciembre de 1979 inauguraba Fonovisión, en diciembre de 1989, 10 años después, salía de Audiovisión, dejándolo nuevo.
Nunca se sabe para quien se trabaja… Pendejo al fin y al cabo!
Se hizo lo que se pudo y es lo que ahí, les deje, por amor al rock:
5 discos:
• Born, Ship.
Grabación E. Gaviria con E. Kramer, mezcla con Adolfo Levy, Producción con Alexei Restrepo.
• Llegaras de Flippers. Grabación y producción E. Gaviria con A. Astudillo.
• Trafico, Grabación E. Gaviria y producción con A. Plata.
• Espías malignos de Darknes, Grabación y producción E. Gaviria. Co-Producción G. Arenas.
• Oxigeno. Grabación E. Gaviria, Producción A. Oldham
13 programas de televisión, “Rock en vivo”, nombre del programa, con 13 grupos de los 80.
Fonovisión ( Audiovisión).Un templo para la grabación de audio o video, que cumple 40 años y lo hice por pasión y amor al rock.
Quedo para la historia de nuestra causa, el rock nacional y estoy seguro que sus instalaciones jamás serán superadas ni en tamaño, ni en materiales, ni en diseño, ni en acústica, ojala pasara!
Los equipos cambian, las consolas se integran a sistemas digitales y muchas cosas mas, pero la ergonométria de los cuartos de control y los espacios de cada estudio prevalecerán por siempre, así como su refinamiento, digno hijo mío!
Como cantaba mi ídolo infantil Marisol, la vida es una tómbola… de luz y de color…. y todos en la tómbola…
No me puedo quejar, a pesar de todo, en la tómbola me ha ido bien…
Ah y no me crean tan pendejo!